Kim Jong-un, líder dictador de Corea del Norte, asistió a una importante reunión con el partido el 14 de junio y admitió que hay escasez de alimentos en el país, pero alegó que es consecuencia de fenómenos climatológicos y del covid-19.
"La situación alimentaria de la gente se está poniendo tensa", reconoció. Según la agencia estatal de noticias, KCNA, el comunicado se dio en el pleno del comité central del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, donde también pidió medidas para combatir el hambre.
El dictador culpó a los tifones, que arrasaron el territorio en 2020, por la cosecha insuficiente de granos y la situación de pandemia que enfrentan todas las naciones. Argumentó que el mundo entero está en crisis y por eso Corea del Norte también se ha visto afectada.
Aunque el dictador no revela la magnitud de la escasez, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, sus siglas en inglés) estimó recientemente que Corea del Norte carece de aproximadamente 860 000 toneladas de alimentos. Esta cantidad equivale a poco más de dos meses de suministros a nivel nacional. La situación ya era grave en abril, por lo que Kim instó a los norcoreanos a prepararse para otro "tiempo duro", un término utilizado para referirse a la devastadora hambruna de la década de 1990, que mató a cientos de miles de personas.
Actualmente, según la ONU, se estima que 10 millones de personas, o el 40% de la población, necesitan ayuda alimentaria urgente. Pero la estricta vigilancia fronteriza dificultaba que las ONG enviaran alimentos a la población norcoreana. Además de la escasez de alimentos, el precio de los artículos disponibles ha aumentado a un ritmo acelerado. Según el portal de noticias DailyNK, muchas familias han vendido sus casas para comprar comida. Esto hizo que aumentara el número de personas sin hogar. Ahora viven en las calles o en las estaciones de tren.
"Es muy inusual que Kim Jong-un exprese públicamente las dificultades de la situación del país y lo informe a los medios centrales: los miembros de la familia Kim son tratados como dioses en Corea del Norte y rara vez admiten problemas o errores", explicó Timothy (nombre cambiado por razones de seguridad), un refugiado cristiano norcoreano.
Debido a que valora la autosuficiencia, el país comunista no cede a los acuerdos con otras naciones que ofrecen ayuda. Sin embargo, los más afectados por las consecuencias del orgullo nacionalista es la propia población. "Si Kim continúa rechazando todo el apoyo internacional disponible y continúa enfocándose en las armas nucleares, millones de norcoreanos comunes pagarán el precio", concluyó Cho.
*Noticia extraída de Impactoevangelistico.net
