Sant 1:26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
En el verso 22 Santiago habló de la ilusión de escuchar la Palabra sin obedecerla. Aquí habla del engaño de la actividad religiosa externa sin una pureza interna de corazón.
Ese es un engaño común. Mucha gente confunde el amor a la actividad religiosa con amor por Dios. Quizá hagan la mecánica de leer la Biblia, asistan a una iglesia, oren, den dinero o canten canciones, pero en realidad sus corazones están lejos de Dios. Ese tipo de engaño puede ser muy sutil. Es por eso que Santiago ignora las simples afirmaciones de cristiandad y confronta nuestros motivos y obediencia a la Palabra. Esas son las pruebas verdaderas.
Santiago fue selectivo en la palabra que usó para religioso. En lugar de utilizar la palabra griega común que habla de bondad interna, escogió una palabra que se refiere a símbolos religiosos externos, ceremonias y rituales, cosas que son inútiles para la verdadera espiritualidad.
Él se enfocó en la lengua como prueba de la religión verdadera porque la lengua es una ventana del corazón. Como Jesús dijo: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Mat 12:34) el hablar corruptamente muestra un corazón no regenerado, hablar justamente demuestra un corazón transformado. No importa qué tan evangélica o bíblica sea tu teología, si no puedes controlar tu lengua, tu religión es inútil.
Puedes aprender mucho del carácter de las personas si escuchas suficiente lo que dicen. De la misma forma, otros aprenden mucho de ti al escuchar lo que dices. ¿Tus palabras revelan un corazón puro? Recuerda las palabras de Pablo, “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efe 4:29) Haz esa tu meta diaria para que puedas conocer la bendición y la gracia del discurso disciplinado.
Por John MacArthur