SRI LANKA.- Nimal es un fabricante de ladrillos de 52 años que vive en Sri Lanka. Hace 18 años ejerce la misma función. Nunca tuvo muchos recursos y por eso no logró ser alfabetizado. Pero, eso no le impidió conocer a Cristo y de esparcir el Evangelio por donde pasa.
Cristiano hace 31 años, Nimal siempre trabajó en la aldea haciendo bloques de hormigón y para ganar un salario diario. Su conversión se dio a los 21 años, cuando fue invitado a una reunión.
“En aquella época, fumaba y era adicto al alcohol. Me encanta cantar, así que participé en la reunión. Cuando recibí un folleto, estaba pensando en usarlo para encender mi cigarrillo, pero cuando intenté hacer esto, sentí una ola de electricidad pasando por mi cuerpo. Allí me arrodillé”, dijo en una entrevista con el Puertas Abiertas.
Después de esa experiencia, Nimal se encontró tan apasionado por Dios que pasó a hablar de su amor a cualquier persona que encontraba. El hombre estaba maravillado con la forma en que Jesús lo salvó.
Analfabeto
Nimal no fue alfabetizado. Él no tiene instrucción, pero eso no fue obstáculo para que él predicara el Evangelio.
Sumido en la pobreza, pero apasionado por Dios. “Incluso sin poder leer y escribir, escuchando la predicación del domingo, he aprendido las Escrituras en unos dos a tres años”, contó.
“Aunque yo sea analfabeto, por la gracia de Dios, pude compartir el Evangelio con el jefe de la aldea y las autoridades de la comunidad. Un día yo estaba oyendo a un pastor predicando la Palabra de Dios y entonces oí a alguien decir que Dios me haría un hombre sabio”, recordó.
“Cuando hablo con las personas hasta ahora, ellas preguntan: ‘¿Cuál es su trabajo? Y yo respondo: Dios todavía me está usando”, subrayó. La fe y perseverancia de Nimal fueron mayores que los impedimentos que enfrentó para comprender el Evangelio y madurar como cristiano. Dios viene usando su vida para bendecir a su comunidad de manera rica y constante.
[ Fuente: Portas Abertas ]