Un pastor evangélico y su esposa se aferran a Dios para soportar uno de los peores dolores que un padre y una madre pueden enfrentar, y es la noticia de que su hija de 4 años fue violada. Este caso fue presenciado por misioneros de Puertas Abiertas y revela el nivel de crueldad que practican los extremistas hindúes en la India.
Según el pastor Samuel, socio de la Misión de Puertas Abiertas de EE. UU., El pastor atacado vive con su esposa en una pequeña comunidad en el centro de la India, donde han desarrollado un ministerio con niños locales.
“Compartieron el Evangelio con estos niños que se quedaron en su hogar”, dijo Samuel. “Pronto estos niños comenzaron a salir bien en la escuela y a cambiar su comportamiento, por lo que sus padres sintieron curiosidad y le preguntaron sobre Jesús”.
El testimonio de la vida de los niños llamó la atención de los hindúes radicales, que pronto trataron de amenazar al pastor, que ya había comenzado una iglesia local. Mientras tanto, la pequeña hija de la pareja, de solo 4 años, estudiaba en el jardín de infantes.
“Le dijeron que dejara de compartir el Evangelio o sufriría ‘terribles consecuencias'”, dijo Samuel sobre los extremistas. Sin embargo, el pastor no se sintió intimidado y dijo que continuaría predicando el nombre de Cristo.
“Mi Dios me ha llamado a servir a estos niños y a la gente de esta ciudad. Continuaré predicando el Evangelio. Haz lo que quieras conmigo”, dijo el pastor a los extremistas locales.
Pero un día, la esposa del pastor recibió una llamada de la escuela donde estudiaba su hija. Los directores del centro informaron que la niña estaba vomitando y parecía enferma. Al llegar a la escuela, el pastor y su esposa llevaron a su hija al hospital y recibieron la noticia más difícil de sus vidas: ¡la niña había sido violada!
“Los extremistas hindúes planearon y en la escuela con algunos hombres violaron a la niña de 4 años”, dijo Samuel. “Esto destruyó la vida del pastor y su esposa”.
Al buscar a las autoridades, el pastor fue ignorado. Buscó ayuda de la universidad, pero nadie quería colaborar para denunciar a los delincuentes que violaron a su hija. La situación era de desesperación total.
“No tenían idea de qué hacer; la escuela lo negó todo y la policía no escuchó”, dijo Samuel, según el Christian Post. “Finalmente, uno de nuestros voluntarios se puso en contacto con ellos [pastor y esposa] y los hemos estado ministrando desde entonces”.
“Es difícil para ellos, pero por la gracia de Dios podrían ser ministrados en su momento difícil. Dios lo está usando. El pastor me estaba diciendo que cuando lo conocí, él habría renunciado a su ministerio por lo que le sucedió a su hija. Pero pudieron recuperarse y comprender que Dios todavía puede usarlos para traer a otros a Cristo”, dijo Samuel.
Actualmente, el pastor y su esposa continúan haciendo el evangelístico con niños en India, pero su caso ha servido como una advertencia debido al grado de persecución religiosa en el país, que ha aumentado en los últimos años.
