COREA DEL NORTE. – Se estima que puede haber hasta 500. 000 norcoreanos que practican el cristianismo de una manera secreta. Las actividades religiosas en Corea del Norte pueden ser castigadas con la muerte, mientras que Kim Jong-un dirige un régimen que sigue persiguiendo y matando a cualquiera que se oponga al comunismo.
El pastor Jeong Peter está denunciando las flagrantes violaciones de los derechos humanos en Corea del Norte en un folleto titulado: “Las realidades de opresión de la religión en Corea del Norte”.
Él resalta que las estadísticas sobre el número de cristianos en este país son siempre difíciles, ya que el gobierno reprime toda expresión religiosa. Entre las estadísticas utilizadas por él están las de Puertas Abiertas, que estima el número entre 200.000 y 400.000; mientras que la Voz de los Mártires dice que son 500.000. Sin embargo, el Comité para los Derechos Humanos en Corea del Norte cree que son 300.000.
Jeong es presidente de la ONG Justicia para Corea del Norte. Vive hoy en Corea del Sur y hace una obra de ayuda humanitaria centrada en aquellos que logran escapar del régimen dictatorial.
El propósito del pastor en la redacción del folleto es para reunir testimonios de desertores de Corea del Norte y de la ONU sobre violaciones de los derechos humanos en ese país.
“Las actividades cristianas secretas actuales se limitan a grupos de dos o tres personas leyendo la Biblia, orando y cantando himnos”, dijo.
Un encuentro con muchas personas o una predicación pública es imposible y los que se encuentran involucrados en este tipo de actividades, seguramente serán ejecutados, a lo sumo, enviados a campos de prisioneros políticos, similares a los campos de concentración nazis.
En el folleto, el pastor Jeong Peter recuerda el caso de Son Jong-nam, un científico de la NASA, que fue condenado a muerte por estar involucrado con grupos cristianos en China y por realizar actividades de proselitismo cuando regresó a Corea del Norte en 2006.
También cuenta sobre unos 40 residentes de la provincia de Pyongan y 43 cristianos secretos en las provincias de Hamkyong y Ryanggang que fueron ejecutados públicamente en 2010 y 2011, respectivamente.
El pastor añade que publicó el material tanto para dar testimonio, de los que sufren en el país más cerrado del mundo y para proporcionar evidencia y ayudar a llevar al líder de Corea del Norte, a un tribunal internacional.
A pesar de la intensa persecución, él dice que hay pruebas de que la Iglesia sigue creciendo. Jeong termina diciendo que el gobierno de Corea del Norte está tratando de extinguir todas las actividades religiosas, clasificándolos de “opio que paraliza la conciencia revolucionaria”, según Korea Herald.