A tan solo unas semanas de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ordenara que las iglesias fueran abiertas al público y los cultos retomaran su lugar, los nuevos brotes de coronavirus están apareciendo en las iglesias y actividades religiosas de todo el país.
El virus se ha arreciado un poco más en los sermones dominicales, las reuniones de los ministros, los campamentos de jóvenes cristianos en varios estados, así como Colorado y Misuri.
Los contagios han causado estragos en las iglesias que volvieron a abrir con la cautela de pedir el uso de cubrebocas y de distanciamiento social en las bancas.
Existen casos de algunos que desobedecieron los confinamientos y se negaron a acatar los nuevos límites sobre el número de fieles y hoy están sufriendo las consecuencias.
En Texas, alrededor de 50 personas contrajeron el virus luego de que el pastor le dijo a la congregación que podían volver a abrazarse. Según reportes de The New York Times.
En Florida, el mes pasado murió una adolescente después de asistir a una fiesta de jóvenes en la iglesia.
Según los informes más de 650 casos de coronavirus han sido vinculados a casi 40 iglesias y eventos religiosos en todo el país desde el inicio de la pandemia.
En el noreste de Oregon, se ha rastreado el brote más grande del estado hasta una iglesia pentecostal de un condado vecino.
“Hay una línea muy delgada entre proteger la salud y la seguridad de la gente y proteger el derecho al culto”, señaló George Murdock, comisionado de un condado vecino.
Miles de iglesias, sinagogas y mezquitas de todo el país han estado teniendo encuentros virtuales o en los prados y estacionamientos para proteger del virus a sus miembros, el derecho a celebrar servicios religiosos dentro de los templos de culto se convirtió en una disputa política cuando el país estaba saliendo con dificultad del confinamiento esta primavera.
Fue en mayo, que el presidente Trump declaró a los lugares de culto parte de un “servicio esencial” y amenazó, pese a que no está claro constitucionalmente si podía hacer anular la orden que diera algún gobernador de mantenerlos cerrados.
Ahora que el virus ataca sin piedad a los estados de Texas, Arizona y otros bastiones evangélicos del sur y del oeste, algunas iglesias que lucharon por volver a abrir están siendo obligadas a cerrar de nuevo y se plantean si acaso es posible rezar en congregación de manera segura.
A pesar de que en algunas iglesias se han seguido los protocolos de utilizar los los cubrebocas, de entrar por una puerta y salir por otra y del distanciamiento social”, aún así la gente ha dado positivo”, afirmó Cynthia Fierro Harvey, obispa de la Iglesia Metodista Unida de Luisiana, donde tres iglesias volvieron a cerrar a lo largo de la semana pasada.
Otras congregaciones han seguido desobedeciendo a pesar de los contagios en aumento, pues sostienen que las reglas del estado que limitan el número de asistentes a los servicios religiosos violan su derecho constitucional a la libertad religiosa.
Algunos grupos cristianos se opusieron a una nueva regla en California que no permite cantar en los lugares de culto.
En Nevada, la iglesia Calvary Chapel Dayton Valley está cuestionando las reglas estatales que limitan las reuniones religiosas a 50 personas mientras que autorizan a los casinos y a otros comercios que están volviendo a abrir a que operen sin esos límites.
En las últimas semanas han aparecido nuevos casos y grupos desde Florida hasta Hawái, pasando por Kansas, los expertos en salud pública han subrayado que, incluso con el distanciamiento social, el virus puede propagarse con facilidad por el aire al cantar los himnos y predicar los sermones dentro de espacios cerrados.