1 Juan 3:7-8 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo.
La Palabra de Dios es la base para un juicio justo. ¿La persona está proclamando la Palabra de Dios? ¿Es verdad bíblicamente? Aceptar el hecho de que la Palabra de Dios es tanto fundamental como central, sin embargo, no es el único criterio. Satanás citará la Escritura. Tuvo aún la audacia de citarla a Jesús. Cualquier organización puede hacer una declaración doctrinal. Incluso he encontrado a satanistas incondicionales que se han infiltrado en la iglesia y han ocupado posiciones de liderazgo en los ministerios evangélicos.
Pablo advirtió: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Cor 11:13-15)
Sé de un falso maestro que enseña la Biblia. De hecho, enseña muy bien la Biblia, pero su vida moral es decadente. Dos de nuestros estudiantes de seminario fueron cautivados por su brillantez intelectual. Personalmente no me importaría tener una batalla intelectual con él, pero tampoco quisiera tener una batalla intelectual con Satanás. Este hombre deleita la carne en sus deseos corruptos y desprecia la autoridad, que son rasgos identificados en 2 Pedro 2:10 como los de un falso profeta.
Siempre me asombra cómo son crédulas algunas personas y fáciles de engañar. “¡Es un orador maravilloso! ¡Qué persona tan carismática! ¡Podía sentir electricidad en el aire!” Ellos no están juzgando justamente, están juzgando por las apariencias (o peor aún, por cómo se sienten) Juan escribió: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24) y “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo” (1Juan 3:7-8)
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Querido Padre, deseo la capacidad de juzgar justamente basado en Tu Palabra para lidiar efectivamente con las maquinaciones sutiles del enemigo, en el nombre de Jesús, amén.