Mat 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Orar no es algo que hacemos para ser vistos. Pierde su propósito si se convierte en una plataforma para impresionar a otros.
Es un acto privado de devoción, no una manifestación pública de piedad. De acuerdo a Jesús, pertenece dentro del closet de nuestras vidas, es un acto realizado en secreto.
Cristo nunca vio la oración como suplicar o mendigar ante el trono de Dios.
No, el Padre conoce a Sus hijos, Él sabe lo que necesitamos. Por lo tanto, no hay razón para pensar que conectarnos con Él requiere de palabras especiales repetidas excesivamente.
La oración nunca fue para ser un maratón verbal para los iniciados, no es un código secreto para el clero o una exhibición pública de piedad, nada de eso.
La verdadera oración, el tipo de oración que Jesús mencionó y modeló, es realista, espontánea, es una comunicación práctica con el Señor vivo que resulta en un alivio de la ansiedad personal y una garantía de tranquilidad de que nuestro Dios está en total control de nuestras circunstancias.
Por Charles Swindoll