Magnate de las operaciones inmobiliarias, maestro en el arte del trato, Donald Trump prometió buscar el “acuerdo definitivo” de paz en Oriente Próximo —cuestión de terrenos, a fin de cuentas— nada más llegar a la Casa Blanca. Tras haber sido recibido con expectación en mayo por israelíes y palestinos, el presidente de Estados Unidos envía ahora al avispero diplomático de Tierra Santa a su yerno y asesor Jared Kushner, de 36 años y sin apenas experiencia internacional, para intentar reactivar un proceso de diálogo paralizado desde 2015.
Kushner se reunió ayer por separado con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en un clima marcado por el pesimismo. Acosado por los escándalos de corrupción y por la presión de sus socios de Gobierno ultranacionalistas, el primero no parece estar en condiciones de ofrecer contrapartidas en la mesa de negociaciones. El segundo, de 82 años, es consciente de que en medio de deterioro del proceso de paz su pueblo solo aceptará un acuerdo para la creación de un Estado palestino y que ponga coto a los asentamientos.
“Tenemos mucho de qué hablar: impulsar la paz, la estabilidad y la seguridad en nuestra región, y también la prosperidad”, aseguró Netanyahu al recibir a la delegación estadounidense. “El presidente Trump está muy comprometido para alcanzar una solución que traiga paz y prosperidad a la gente de esa zona”, le replicó Kushner, que viaja acompañado por el enviado de la Casa Blanca para Oriente Próximo, el también abogado inmobiliario Jason Greenblatt, y de la asesora adjunta de seguridad nacional, Dina Powell, de origen egipcio.
Antes de su etapa final en Jerusalén y Ramala, los enviados de Trump han visitado Arabia Saudí, Amán y Egipto, donde han recabado propuestas en el marco de la llamada iniciativa de paz regional. El plan aprobado por la Liga Árabe en 2002 implica el reconocimiento de Israel por los países de la región a cambio de la creación de un Estado palestino en los límites territoriales anteriores a 1967.
Los dirigentes palestinos cuestionan que la Administración republicana no se haya pronunciado en defensa del principio de los dos Estados, que desde hace más de dos décadas ha sido el eje central de la diplomacia estadounidense en el conflicto israelo-palestino. Trump, que llegó a plantear en febrero la solución de un único Estado, tampoco se ha definido con claridad sobre los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este, ocupados por el Ejército desde 1967. En una inusual protesta, varias decenas de manifestantes expresaron su malestar en Ramala por la presencia del mediador estadounidense, al que acusaron de parcialidad en favor de Israel.
En un gesto de moderado optimismo, el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas, agradeció los esfuerzos de EE UU “para alcanzar un histórico acuerdo de paz” con Israel ante la delegación encabezada por Jared Kushner, con la que se reunió anoche en Ramala. “Sabemos que hay cosas difíciles y complicadas, pero no hay nada imposible con buenos esfuerzos”, aseguró el rais, según una información de la agencia oficial palestina Wafa, citada por Efe. Kushner insistió en que el presidente Donald Trump se muestra “muy optimista” ante la perspectiva de lograr “relaciones pacíficas entre los vecinos de la región”