Desde que comenzase la operación de defensa de los cuerpos de defensa Israelíes frente a los ataques de Hamas contra centros de población, cientos de civiles han perdido la vida en ambos pueblos.
Afortunadamente, el 21 de Mayo se anunciaba un alto al fuego, aunque muchas familias israelíes y palestinas continúan temporalmente desplazadas. En Israel ya hay cifras que sugieren daños materiales mayores a los sufridos tras la operación defensiva de 2014.
En esta operación defensiva, que Israel ha llamado "Operación Guardianes de los Muros" los cuerpos de defensa Israelíes han acabado con una de las mayores redes de preparación y estrategia armamentística de Hamas.
Desde esta sofisticada red de túneles subterráneos conocida como «El Metro», las fuerzas de Hamas diseñaban lo que se estima son más de 15,000 misiles, de los cuales más de 2,000 han sido proyectados en los últimos 15 días contra centros de población en el centro y sur de Israel, principalmente.
Los ciudadanos Israelíes, sobre todo en Ashdod, se han protegido en sus bunkers antibomba, los más mayores sin apenas abandonar los lugares seguros, puesto que sólo disponen de 15 segundos tras el tristemente familiar sonido de las alarmas para ponerse a salvo.
En Gaza, el enclave tomado por Hamas en 2005 en lo que Israel esperaba fuese una concesión de territorio que pusiera fin a los objetivos jihadistas de Hamas, la situación tras los bombardeos aéreos Israelíes no es nada esperanzadora.
Una mujer cristiana que vive en Gaza, nos cuenta: «Ya no nos sentimos seguros en casa. Creo que la situación es peor que en 2014». También nos expresa su miedo a que el enclave, cuyo suministro y de electricidad depende casi enteramente de Israel, pierda también agua y comida.
Afortunadamente, tras el alto al fuego anunciado el viernes pasado, el enclave respira calma, aunque cuán estable esa calma continúa siendo una incógnita que sólo las fuerzas jihadistas de Hamas pueden responder.
En este ambiente incierto están obligados a vivir los más de 900 cristianos en Gaza.
Una hermana que se congrega en la Iglesia Bautista de Gaza, nos contaba que «el domingo pasado tuvimos una reunión por Zoom. Ahora no podemos ir a la iglesia, pero hemos oído que la iglesia ha sido dañada por los bombardeos.»
«Personalmente no estamos heridos y agradecemos a Dios que nuestra casa no sostiene daños. Pero estamos asustados, porque podría suceder en cualquier momento. No hay lugar donde esconderse, no hay ningún lugar seguro en Gaza.»
Según nuestras fuentes en el enclave, hasta ahora ningún cristiano ha resultado muerto, herido, ni ha sufrido daños materiales.
Nuestra hermana añade que en su familia, «dentro de lo posible, nos quedamos juntos en una habitación, no pretendemos dejar a nadie solo para que nos sobreviva y termine llorando la pérdida de todos los demás.»
También les preocupa la infraestructura médica en Gaza:
«Los hospitales están a rebosar de camas con enfermos y heridos. El personal médico se está quedando sin medios.»
Los cristianos en Gaza llaman a la Iglesia en todo el mundo a orar.
*Noticia extraída de Noticiacristiana.com