ÁFRICA. – La ola de violencia contra los cristianos que viven en África ha tomado proporciones cada vez mayores en los últimos años. Como si ya no bastara el verdadero genocidio de cristianos constatado en Nigeria, ahora en Burkina Faso, otro país de la región, también viene presentando nuevos casos de persecución religiosa.
Uno de los episodios más recientes ocurrió este domingo -28 de marzo- en una iglesia situada al norte del país, según informaciones de las autoridades locales, precisamente en la ciudad de Silgadji, capital de la provincia de Soum.
La agencia de noticias Reuters informó que, desde el pasado diciembre, el gobierno de Burkina Faso ya había declarado el estado de emergencia en varias provincias limítrofes del norte de Mali, precisamente debido al riesgo de ataques islamistas en la región, incluyendo la parte donde había ocurrido el atentado de este domingo.
Rinaldo Depca, director de proyectos de África Occidental en el International Crisis Group, informó que este tipo de ataque tiene como objetivo minar el clima de pacifismo en la región, algo que ha sido constatado en varias partes del mundo.
Es decir, según Depagne, los ataques parten de grupos radicales específicos que utilizan la violencia como herramienta político-ideológica, pero motivados por el fanatismo religioso.
“Grupos armados … tienen todo interés en perturbar o ir contra el buen entendimiento entre religiones. Hemos observado esta estrategia en otros países de la región y del mundo”, dijo.
En Burkina Faso, cerca del 60% de la población es musulmana, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. Al menos el 25% es cristiano y otros son practicantes de las creencias indígenas.
En apenas dos años, entre 2016 y 2018, los ataques motivados por el radicalismo religioso en Burkina Faso aumentaron de 12 a 158, de acuerdo con el proyecto Ubicación de Conflictos Armados y Datos de Eventos (Acled).
Son números alarmantes que llaman atención no sólo a la necesidad de oración de las iglesias cristianas por los fieles que viven en el país, para que tengan coraje y firmeza ante las persecuciones, pero también del gobierno, para que intervenga en el sentido de identificar, reprimir y castigar grupos extremistas responsables de esos atentados.
