SHEFFIELD, INGLATERRA.-Un hombre de Sheffield (Inglaterra) acabó sorprendiendo e incluso confundiendo a un equipo de médicos después de ser milagrosamente curado de un enorme tumor en su cara.
Ken Gorman comenzó a sufrir dolores terribles, después de descubrir un pequeño nódulo, a finales de mayo de 2013, que pasó a crecer y extenderse desde entonces. Los médicos le prescribieron píldoras para el dolor y lo enviaron al hospital general de Rotherham para la investigación, donde una resonancia magnética encontró tres tumores (o tres partes que podrían ser del mismo tumor) enrolladas alrededor del nervio central al lado de la cara.
La cirugía había sido programada para principios del mes de julio. Mientras tanto, oyó hablar de una reunión de oración, en la que la gente iba a clamar por sanación en el Ayuntamiento de Hull. El encuentro estaba siendo liderado por el evangelista Nathan Morris, pero Ken acabó descubriendo que el evento ya estaba lleno.
La esposa Ken, Annie, publicó un post en su perfil de Twitter, hablando sobre la situación de su marido y que él necesitaba mucho de oraciones. A pesar de saber que no había más vacantes en el encuentro de oración, la pareja decidió viajar a la ciudad del evento, de todos modos.
Cuando llegó al evento, Annie recibió una respuesta vía Twitter, hablando que dos asientos estaban libres en la tercera fila del auditorio. “Parecía haber cientos de personas delante de mí, separándome para las oraciones del preletor”, recordó Ken. “Pero, después, un amigo me ayudó a llegar allí.
“En los 10 días siguientes, esa enorme hinchazón en mi cara empezó a retroceder, todo el dolor desapareció y ya no estaba tomando ningún medicamento, llamé al hospital y expliqué lo que estaba pasando, así que la operación se retrasó hasta que vi al cirujano”, relató.
Los exámenes revelaron lo que la pareja ya desconfiaba: las tres partes del tumor realmente desaparecieron. “¡Después de otra exploración, descubrió que los tumores habían desaparecido sin dejar huellas y la operación fue cancelada! El cirujano y las enfermeras se quedaron sin palabras cuando hablé de cómo fui curado. Volví a un chequeo anual desde entonces, y no hay señal de ningún tumor. ¡Aleluya, gracias Jesús!”, testificó el hombre.
Ken añade que mientras se preparaba para ir al encuentro, él estaba confiando, no sólo en la oración del evangelista, sino también en su propia fe de que Jesús podría curarlo.
“Me acordé de un mensaje del domingo sobre cómo Jesús nos pidió ‘ordenar a las montañas a moverse’ al orar por situaciones aparentemente imposibles (Marcos 11.22-24). Como esta era ciertamente ‘mi montaña’, empecé a sumergirme en Palabra y en las promesas de Dios, mientras me quedaba delante del espejo cada día, dando órdenes a mi montaña en el nombre de Jesús, concluyó.