La pequeña Karunia da una lección de gratitud a Dios, incluso cuando miles de personas la marginan a diario debido a su rara condición. Gracias al apoyo de una iglesia cristiana en Indonesia, la familia de Karunia es un instrumento de esperanza para su comunidad.
Nacer con condiciones especiales no impidió que la pequeña Karunia se sintiera segura de su identidad y de cuánto vale para Dios. Ella ha cambiado la mentalidad de su comunidad en el este de Indonesia, enfrentando el acoso escolar y las diferentes marginaciones de los pobladores.
Karunia nació con el síndrome de Apert, una afección congénita rara caracterizada por una anormalidad de la cabeza y la cara. Debido a esto, ella es el blanco de miradas y comentarios ofensivos. La madre de Karunia, Ángela, recuerda casi siempre las primeras etapas de su vida cuando sufría.
En ese entonces, ella no se sentía preparada para criar a su hija, pues solo lloraba cuestionándose el por qué de la situación. Pero gracias a una iglesia en su localidad, quienes la ayudaron con la crianza de Karunia para convertirse en la niña sana y feliz que es ahora, hoy Ángela es fuente de fortaleza para su pequeña.
A través de visitas de hogar y el apoyo de la iglesia, Ángela y su esposo fueron alentados viendo a su hija como un regalo de Dios. Ambos progenitores le enseñaron a su preciosa niña a aceptar y amar su condición. "Eres un regalo de Dios", le dicen todas las mañanas.
Karunia hoy enseña a su familia y amigos sobre la autoaceptación y la verdadera gratitud a Dios por todo lo que sucede en la vida. "Me encanta dirigir oraciones y cantar. Tengo el sueño de ser un instrumento de Dios", concluye la feliz niña.