Romina Ashrafi, de 14 años de edad, fue decapitada por manos de su padre, tras haberse escapado con un hombre de 35 años de edad.
Ambos se fugaron de sus casas en la provincia de Guilán (Irán).
Luego de que el padre se percatara de la desaparición de su hija, contactó a la policía, los agentes hicieron que la menor regresara a su vivienda, pero ella manifestaba que temía por su vida.
El retorno a la casa fue la muerte de Ashrafi, puesto que su progenitor enfurecido utilizó una herramienta agrícola para cortarle la cabeza a la joven mientras dormía.
Luego de este acto, el padre confesó el asesinato y se entregó a las autoridades argumentando que había hecho por un “crimen de honor”.
Reza Ashrafi, se encuentra bajo custodia policial donde probablemente se le juzgue en un tribunal especial y en caso de encontrase culpable recibirá una pena de 10 años de prisión.
El gobernador del distrito, Kazem Razmi, se pronunció ante el suceso, manifestando que “se está llevando a cabo una investigación sobre el asesinato y una vez se conozcan los resultados, serán públicos”.
Tras la muerte de la joven Ashrafi, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, emitió un comunicado en el que contemplaba que “estamos profundamente tristes por la trágica muerte de Romina, una niña iraní de 14 años, a manos de su padre”.
Añadieron, “en un momento en que las familias de todo el mundo se quedan en casa para protegerse de COVID-19, es especialmente devastador que una niña pierda la vida en un acto de violencia tan brutal”.
Este hecho figuró como portada en varios medios nacionales. Las redes sociales se unieron con el hashtag #RominaAshrafi y varios internautas comentaron con respecto al asesinato de la menor iraní.