PANAMÁ. – Arrebatándole fieles a la Iglesia católica, los evangélicos conquistan cada día más fieles entre la juventud panameña que sufre la violencia de las pandillas y vive en la extrema pobreza. Es un fenómeno que se puede observar en varios países de Latinoamérica, donde las iglesias evangélicas (con los pentecostales al frente) ya conquistaron fieles entre un 20% de la población, según datos del Pew Research Center.
Tras la pasada visita del Papa Francisco a Panamá se expuso el tema a la luz. Pero lo que se ve aquí es un panorama común a toda Latinoamérica.
La población total del continente es de 626 millones de personas y se estima que la Iglesia Católica tiene 425 millones de fieles. Pero los evangélicos avanzan. Según el Pew Research Center, hace sesenta años los fieles evangélicos eran el 3% de la población. Hoy en México son más del 10% de la población. Rondan ya el 15% en países como Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Argentina y Panamá. Suman el 20% en Costa Rica y Puerto Rico. En Brasil, son el 27% de la población. En países centroamericanos, como Guatemala, Honduras y Nicaragua, ya son el 40% de la población.
En un barrio popular de la ciudad de Panamá, El Chorrillo, los evangélicos tienen seis sedes en un perímetro de 200 metros cuadrados, cerca del templo católico Nuestra Señora de Fátima.
Lo que ocurre en el barrio panameño de El Chorrillo es otro indicio de la pérdida de fieles en la iglesia católica de Latinoamérica. Los evangélicos son pioneros en la asistencia social. Cerca de sus templos abundan los comedores populares y centros de orientación para jóvenes “perdidos”, dirigidos por pentecostales.
Más allá de las diferencias entre izquierdas y derechas, en política los votantes evangélicos son conservadores. Su discurso defiende los valores familiares tradicionales. En economía, su visión es la de los típicos emprendedores individuales. Ya le dieron el triunfo al presidente Jimmy Morales en Guatemala. En México, apoyaron a Andrés López Obrador. Y en Brasil, a Jair Bolsonaro.
Vecinos del barrio El Chorrillo cuentan que los evangélicos se popularizaron en los últimos 15 años. “Hay una verdadera competencia con la iglesia católica”, opina la estudiosa panameña Claire Nevache, en un informe del Centro de Estudios de Iniciativas Democráticas Cidem.
En una de las peligrosas calles del barrio, Yamilka Carrión dirige el culto evangélico “Valle de Beraca”. Se nota que, salvo por la policía, el Estado panameño no existe en El Chorrillo. En ese contexto, las iglesias evangélicas son un refugio para aquellos que vienen de familias rotas, no van a la escuela y sufren violencias. “Hay muchos jóvenes en riesgo y nosotros estamos aquí”, dice Yamilka Carrión, una licenciada en marketing de 39 años. La violencia en Panamá se ensaña con los jóvenes. En 2018 más del 50% de las 440 víctimas de asesinatos eran menores de 30 años.
Para conquistar fieles, los evangélicos salen a buscarlos en vez de esperar en el templo. “Hay que llegar a la calle, la casa, la escalera, debemos conseguir que el joven sienta que tú te interesas por él”, dice la predicadora Dalia Viveros, de la escuela “Ciudad de Alabanza”. El Chorrillo tiene veinte mil habitantes y es la cuna del boxeador Roberto “Mano de Piedra” Durán.
La invasión estadounidense de Panamá en 1989 dejó el barrio en ruinas. “Donde hay pobreza y marginación las iglesias evangélicas ofrecen una experiencia de fe, una catarsis. Por eso los evangélicos se están extendiendo”, dice el sacerdote católico Jonathan Vásquez, párroco de Nuestra Señora de Fátima.
Esta iglesia sostiene económicamente un colegio y un asilo de huérfanos. Allí cada día mil niños encuentran comida y refugio. Pero el sacerdote Vásquez admite que la competencia con los evangélicos es “un poco hostil”. Es que hay “tensión y confrontación” porque se debate “quién tiene verdad y razón con la Biblia en la mano”, dice Vásquez.