1Jn 3:22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Las respuestas a las oraciones de los creyentes traen seguridad de salvación.
Otra forma confiable de saber si eres un cristiano es si Dios responde a tus oraciones. El apóstol Juan nos da el razonamiento infalible para esta declaración. Primero, puedes saber si tus oraciones serán contestadas si guardas sus mandamientos (1Juan 3:22) Y segundo, Juan dice que la única forma en que puedes obedecer los mandamientos de Dios es si le perteneces a Él (v24) Por lo tanto, un creyente demuestra que está permaneciendo en Cristo y recibe más seguridad cuando sus oraciones son contestadas.
Sin embargo, las únicas oraciones que Dios contesta son aquellas que se hacen según Su voluntad. Si eres un creyente obediente, formularás tus oraciones de acuerdo a lo que dice la Escritura que es la voluntad de Dios. La oración contestada que sigue te traerá confianza y seguridad (ver 1Juan 5:13-15)
Algunos creyentes se pierden de esa seguridad debido a su escueta vida de oración, la cual obviamente resulta en pocas oraciones contestadas. Qué triste para ellos y decepcionante para Dios porque Él haría mucho más por aquellos cristianos si sólo se lo pidieran.
¿Y tú? ¿Ha sido un patrón en tu vida experimentar oraciones contestadas? Hazte preguntas como: ¿Has orado por una situación difícil de alguien y has visto a Dios convertirlo en gozo y bendición? ¿Has visto a una persona inconversa por la cual oraste venir a Cristo? ¿Ha llenado Dios un vacío en tu vida después de haber orado para que lo hiciera? ¿Has orado alguna vez para que Dios te ayude a enseñar Su Palabra y luego has experimentado mucha gracia en presentarla con claridad? ¿Has orado por denuedo y poder para proclamar el evangelio y has visto a Dios obrar a través de ti? ¿Has pedido contentamiento durante una prueba y has recibido la paz de Dios? ¿Has conocido el perdón y una conciencia limpia después de orar por ello? Si puedes responder que sí a estas preguntas tienes una buena razón para creer que le perteneces al Señor y que Él te pertenece a ti.
Por John MacArthur
