BRASIL. – Todos los años, millones de personas celebran el “Día de los difuntos o Día de los Muertos” visitando a sus parientes muertos en los cementerios y frecuentando misas en memoria de ellos.
Aunque los evangélicos no mantienen esta tradición, el pastor Augustus Nicodemus aprovechó la fecha para recordar los motivos por los que aquellos que creen en las Escrituras Sagradas no deberían orar por los muertos. Él afirma que de vez en cuando es cuestionado sobre el tema.
“La respuesta bíblica se puede resumir en algunos puntos, que no son exhaustivos, pero representan el pensamiento evangélico histórico sobre lo que ocurre después de la muerte”, escribió en su perfil oficial.
El teólogo reformado recuerda que el texto bíblico es bastante claro sobre lo que sucede cuando uno falla. “Inmediatamente después de la muerte, las almas de los hombres vuelven a Dios. Sus cuerpos permanecen en la tierra, donde son destruidos. Las almas de los finados no caen en un estado de sueño o de inconsciencia tras la muerte”, reitera.
Nicodemus recuerda que las almas de los salvos en Jesús “entran en un estado de perfecta santidad y alegría, en la presencia de Dios, y reinan con Cristo, mientras aguardan la resurrección de sus cuerpos.
Los que partieron sin haber puesto su fe en la acción redentora del Hijo de Dios en la cruz, están eternamente condenados “.
Obviamente, sus parientes y amigos pueden recordarlos, pero no hay nada más que puedan hacer en su beneficio. “No hay ninguna base bíblica para la doctrina del purgatorio y ni la reencarnación. Ni las almas de los salvos ni las de los perdidos pueden volver a la tierra de los vivos después de la muerte”, apunta.
Para el pastor, algunas creencias comunes en Brasil son engañosas. “Todos los fenómenos considerados como la acción de almas desencarnadas deben ser atribuidas a la imaginación humana o a la acción de los demonios”.
En un vídeo grabado por él al canal “Preguntar No Ofende”, respondió de sucinta, que no debemos orar por los seres queridos que ya se han ido, ni participar de misa de séptimo día. Pero no hay problemas en visitar cementerios, “si no vaya allí a orar por los muertos”.