Mat 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
A Dios le interesa tu forma de pensar. Es por ello que Pablo dijo: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom 12:2). En Filipenses 4:8 nos manda pensar en lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, lo de buen nombre y digno de alabanza.
Cuando Jesús habló de un limpio corazón en Mat 5:8 Él estaba hablando de un pensamiento santificado. La palabra griega traducida como corazón es kardia, de donde tenemos la palabra cardiaco. Mientras nosotros generalmente relacionamos el corazón con las emociones (por ejemplo: él tiene el corazón roto), la Biblia lo relaciona principalmente con el intelecto (por ejemplo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” Mat 15:19) Por ello debes guardar tu corazón sobre toda cosa guardada (Prov. 4:23)
De manera secundaria, sin embargo, el corazón se relaciona con la voluntad y las emociones porque son influenciadas por el intelecto. Si estás comprometido con algo, afectará tu voluntad que a su vez afectará tus emociones.
La palabra griega traducida como puro en Mat 5:8 significa limpiar. En el sentido moral habla de ser libre de la inmundicia del pecado. También se refiere a algo que está sin mezclar, sin alear o sin adulterar. La integridad espiritual y los motivos sinceros son aplicaciones apropiadas de su significado a la vida cristiana.
Jesús estaba diciendo que el ciudadano del Reino está bendecido porque tiene pensamientos puros y motivos puros que juntos producen una vida santa. Quizá alguien pueda decir que es religioso y que tiene motivos puros, pero si su comportamiento no es justo, su corazón no está fijado en Dios. De manera similar tú puedes ir a la iglesia, cargar una Biblia y recitar versículos, pero si tu corazón no está limpio no has alcanzado el estándar de Dios.
Debes hacer la voluntad de Dios con un corazón puro (Efe 6:6) Hacia esa meta, haz la oración de David tuya: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal 51:10)
Por John MacArthur