Desde un punto de vista bíblico, el ascenso de la homosexualidad constituye una señal de que la sociedad se encuentra en las últimas etapas de su decadencia.
“Y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.” (Romanos 1:27).
La Biblia dice que es abominación que un hombre se acueste con otro hombre como si fuera una mujer, o que una mujer haga lo mismo con otra como si fuera un hombre (Levítico 18:22; 20:13).
La Biblia dice que a causa de abominaciones como la homosexualidad, la tierra vomitará a sus moradores (Levítico 18:25). El apóstol Pablo la llamó «inmundicia», consecuencia de haber sido entregados por Dios a “pasiones vergonzosas” (Romanos 1:24-27).
En el Antiguo Testamento, los responsables de estas prácticas eran expulsados de la congregación de Israel y ejecutados. En el Nuevo Testamento se nos dice que quienes practican la homosexualidad no entrarán al Reino de Dios (1 Corintios 6:9, 10). El apóstol Pablo se refiere a ella como la última expresión de la rebelión contra Dios.
Cuando las personas cambian la verdad de Dios por una mentira, y comienzan a adorar a la criatura en lugar de al Creador, son entregados al mal. Cuando todos los valores se invierten, y aparece la anarquía moral, los hombres se encienden “en su lascivia unos con otros”, al igual que las mujeres unas con las otras, pero en sus propios cuerpos recibirán el castigo de sus acciones (Romanos 1:22-27).
Desde un punto de vista bíblico, el ascenso de la homosexualidad constituye una señal de que la sociedad se encuentra en las últimas etapas de su decadencia.
“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.” (Romanos 1:22-27).