¿Se ha erradicado la naturaleza pecaminosa en el momento del nuevo nacimiento? No se puede responder sí o no, sin definir algunos términos. Si alguien preguntara: “¿Cree usted que el viejo hombre está muerto?” La respuesta es “sí” puesto que ya no estamos más “en Adán,” estamos espiritualmente vivos “en Cristo”. Si alguien preguntara: “¿cree usted que los cristianos ya no pecan y no pueden andar o vivir según la carne?” La respuesta es” no”. El cristiano aún conserva patrones en la carne.
Si alguien preguntara: “¿Creemos que tenemos una nueva naturaleza?” Yo respondería que sí, porque Dios nos ha dado un corazón nuevo, y nuestro hombre interior se inclina hacia Dios. Hemos llegado a ser partícipes de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4), y “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios” (Rom. 7:22). Si preguntaran, “¿Somos pecadores o santos?” Me gozaría en responder: “Por la gracia de Dios somos santos (que pecan), y tenemos la intención de vivir nuestras vidas como Sus hijos en la manera en que Él quiere que vivamos, por fe mediante el poder del Espíritu Santo”.
No hay que olvidar que todo nuestro ser estaba corrompido moralmente antes de llegar a Cristo. Nuestras mentes estaban inclinadas a vivir independientemente de Dios, y los deseos de nuestra carne se oponen al Espíritu de Dios. La carne tiene que ser crucificada por el creyente y esto es algo que tenemos que hacer diariamente. No hay tal cosa como madurez instantánea. Tomará el resto de nuestras vidas poder renovar nuestras mentes y conformarnos a la imagen de Dios. La semilla que Dios sembró en nosotros es sólo un comienzo. Ser un hijo de Dios y ser libres en Cristo es verdad posicional. Pero, ¿cuántos están viviendo como hijos de Dios, y cuántos están viviendo libres en Cristo? Todos nosotros podríamos, si tan sólo supiéramos cómo arrepentirnos y en qué cosa creer.
Sin la nueva vida en Cristo no tendríamos manera alguna de vencer los patrones de la carne que se establecieron en nuestra mente antes de que nos convirtiéramos en nuevas criaturas en Cristo. Ahora podemos, porque nos ha sido dada la mente de Cristo (1 Cor. 2:16) y hemos recibido el Espíritu Santo, quien nos conducirá a toda verdad. Este proceso de llegar a ser como Cristo debe comenzar con el conocimiento de quienes somos en Cristo. Satanás no puede hacer nada acerca de su identidad y su posición en Cristo, pero si él puede lograr que usted crea que no es verdad, usted va a vivir como si no lo fuera. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto… Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:1-3).
Por Neil Anderson