El cristiano evangélico iraní, Ebrahim Firouzi, se le retiró un nuevo cargo en su contra por orden del fiscal. La decisión se produce poco tiempo antes de ser enviado al exilio.
Firouzi había sido acusado de promover “propaganda contra el estado”, sin embargo, no existen suficientes pruebas que comprueben dichas acusaciones.
El iraní ha estado encarcelado desde el 2013 por “actuar contra la seguridad nacional”; gran parte de su historial judicial incluye ejemplos de doble incriminación y la adición de nuevos cargos a prontuario, con el fin de mantenerlo aislado de los cristianos.
Inicialmente, condenaron a Firouzi a un año de prisión por “difundir propaganda contra la República Islámica de Irán”. Después, lo acusaron de incumplir su condena en la prisión de Evin en Teherán, en donde fue sentenciado a cinco años más de prisión por cargos relacionados con la seguridad nacional.
Paralelamente, Firouzi fue condenado a dos años más de “exilio interno” en Sarbaz, en la provincia de Baluchistán, cerca de la frontera con Pakistán.
Durante años, el régimen iraní emplea una estrategia de intimidación y aislamiento en un intento de mantener clandestina a la iglesia cristiana.
La detención de Ebrahim es un indicador de la campaña en curso del gobierno iraní para criminalizar el cristianismo.
“Instamos al gobierno a retirar la sentencia de exilio interno, que lo alejará de su familia durante dos años más y garantizará la liberación de todos los presos del pensamiento, la conciencia y las creencias”, manifestó Kiri Kankhwende.
Firouzi fue puesto en libertad de la prisión de Karaj, Irán, el 26 de octubre de 2019, donde cumplía una condena de cinco años.
Se espera que el cristiano sea enviado a cumplir una condena de dos años de ‘exilio interno’ en una parte remota del país.
La presión por parte de los extremistas a los cristianos convertidos del islam va en aumento, muchas iglesias y lugares de oración han sido cerradas en Teherán y otras ciudades.