El reverendo Clete Kiley de Chicago, Illinois, visitó el Mandalay Bay Resort and Casino el 18 de octubre junto con UNITE HERE.
El sindicato de trabajadores del hotel le solicitó al reverendo que realizara este ritual eclesiástico para ayudar a superar el trauma a los empleados del casino, que no quieren regresar a esa suite, según informó Newsweek.
Mientras rezaba con ellos, el gerente del hotel se le acercó y le preguntó si podía realizar una bendición ya que el FBI acaba de liberar la habitación de Paddock en el hotel. Él estuvo de acuerdo, pero cuando llegó al piso 32, notó una puerta temporal bloqueando el pasillo. Kiley intentó abrir la puerta, pero sintió una oposición.
“En mi mente, me encontré diciéndome a mí mismo: ‘Oh, no, tienes que irte’. Instintivamente comencé a rezar en silencio. ‘San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Protégenos contra la maldad y las insidias del diablo’”, contó el padre.
“Cuando entré en la habitación, realmente sentí un profundo silencio”, dijo. “Inmediatamente noté las ventanas rotas cubiertas desde afuera. Fue muy poderoso ver el daño físico”.
Kiley también le dijo a The Chicago Sun-Times que las ventanas que el tirador rompió han sido reemplazadas, y el lugar donde murió estaba marcado. Sin embargo, no había rastros de sangre porque la alfombra ya había sido eliminada.
“Entonces, noté la vista de la habitación del hotel más impresionante que puedas imaginar. Descubrí que no había manera de mantener todo esto en forma racional. Seguí diciendo que esto era malvado, malvado”, dijo. “Así que bendije con el agua de acuerdo con el ritual romano y luego comencé a bendecir a mi compañero y a mí, y luego a todos y cada uno de los rincones de la suite”.
“Bendije cada habitación que volvía por el pasillo. Usé la oración para la bendición y extendí la oración con una invocación al Espíritu Santo para descendiera en este lugar la luz, alegría, paz, esperanza y vida”, dijo.
Cuando Kiley reflexionó sobre la experiencia, se dio cuenta de que la bendición que hizo fue solo “un pequeño paso” en el proceso de curación de la gente de Las Vegas. Pero él tiene grandes esperanzas de “limpieza espiritual” debido a la bondad que vio entre los trabajadores y su compasión por los demás.
“…la bondad que vi extenderse entre los trabajadores entre sí, la compasión que se palpa en toda Las Vegas, la creencia de que la hospitalidad será más fuerte que el miedo, el amor es más fuerte que el odio, la vida más fuerte que muerte. Las Vegas y su gente son fuertes”, concluyó el sacerdote.