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Sé tardo para hablar

Por: Mendoza Daniel
Sé tardo para hablar
Fecha: Viernes, 16 de junio del 2017 ID: 201700000615

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Sant 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar…

Se dice que cuando el reformador escocés John Knox fue llamado a predicar, derramó muchas lágrimas y se retiró a la intimidad de su habitación. Estaba afligido y enormemente preocupado ante la perspectiva de tan asombrosa responsabilidad. Sólo la gracia irresistible del Espíritu Santo mismo permitió que Knox cumpliera con su llamado.

John Knox comprendió la importancia de ser tardo para hablar. Él sabía que Dios hace a los maestros de la Palabra responsables por lo que dicen y dispensará un juicio más estricto a aquellos si violan su ministerio (Santiago 3:1-2)

En cierto sentido, Dios hace responsables a todos por lo que dicen. No debes dejar que ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efe 4:29) Pero ser tardo para hablar no se refiere al vocabulario o a las opiniones. Se refiere a enseñar la Palabra. Debes perseguir cada oportunidad que tengas de escuchar la Palabra de Dios, pero ejercitar la renuencia en asumir el rol de un maestro, ¿por qué?  Porque la lengua revela los pecados sutiles del corazón y fácilmente ofende a otros (Sant 2:2)

¿Significa eso que nunca debes enseñar la Biblia? NO, porque Dios le manda a cada creyente a hacer discípulos “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mat 28:19-20) Y el Espíritu dota a muchos creyentes a ser predicadores y maestros de la Palabra. Pablo dijo: “me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Cor 9:16)

Debes tomar cada oportunidad que tengas para compartir el evangelio con otros y si Dios te ha llamado y te ha dotado para enseñar la Palabra, sé fiel al hacerlo. Pero recuerda que es una responsabilidad seria y sagrada. Asegúrate de que tus motivos sean puros y que tu enseñanza sea precisa. Si alguien se ofende, que sea por el poder de convicción de la Palabra y no por algo que hayas dicho en un momento de descuido.

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Apocalipsis 18:4-5 (RVR 1960)

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.

Palabras Claves: John MacArthur Devocionales

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