La mayoría de la gente creía que era imposible, Cedric y Sinthia dicen que es posible. Casados hace dos años, se bautizaron el 12 de septiembre en el norte de Francia y juntos decidieron caminar con Dios.
“Doy gracias al Señor por enviar a Sinthia en mi viaje”, dijo Cedric. “Una mujer que tiene el amor de Dios en ella. Hoy, estoy muy feliz de experimentar lo que la gente pensaba que era imposible. Lo hicimos. Nos casamos hace dos años y hoy estamos haciendo un convenio con el Señor. ¡Gloria a Dios!”.
Cedric, de 39 años, padece una miopatía que lo inmovilizó en una silla de ruedas desde muy joven. Incapaz de mover los brazos o las piernas, depende físicamente, informa Adventist Review.
La discapacidad, sin embargo, no impidió que Cedric estudiara, trabajara y viviera conquistas. Trabajó durante cinco años en el departamento de recursos humanos de SNCF, el ferrocarril estatal francés.
“Mi viaje estuvo lleno de escollos y ha sido un desafío para mí, especialmente al comienzo de mis estudios universitarios”, dijo. “Por ejemplo, a veces me encontraba en medio del invierno bajo la lluvia, sin poder manejar mi silla de ruedas eléctrica. En ese momento, no tenía a nadie que me ayudara”.
“Casi lo dejo todo, pero el Señor siempre estuvo ahí para mí, lo sé. Puso en mi camino a personas que solía hacer Su obra en mi vida. Doy muchas gracias a Dios por eso”.
Entre estas personas, Cedric menciona a su amigo Jackson Sintina, quien lo invitaba varias veces a visitar su iglesia en Aubervilliers, una ciudad ubicada en el centro-norte de Francia.
“Siempre supe que Jesús era nuestro Salvador; siempre lo tuve dentro de mí. Poco a poco, me acerqué más y más a la Biblia y hablamos más y más sobre ella con Jackson”, dice Cedric.
A pedido de su amigo, Cedric compartió su testimonio en algunas iglesias de Francia. Para él, compartir su historia es una forma de expresar gratitud a Dios.
“Pensé que sería una forma humilde y sincera de agradecer a Dios por todo lo que me ha dado en mi vida”, dijo Cedric. “Incluso las pruebas que nos da son para hacernos crecer. De hecho, Dios nos ama y yo puedo ser testigo de su amor”.
Cedric dice que su relación con Sinthia también lo acercó más a Dios. “Es algo que ha cambiado radicalmente mi vida”, dijo. “A través de ella, puedo ver el amor de Dios. Es una mujer que ama a Dios y quiere servirle. Ella es un verdadero regalo del cielo”.
Cedric sabe que mucha gente tenía dudas sobre su matrimonio, pero señala: “Nuestro matrimonio y bautismo son perfectamente normales si realmente creemos en Dios. Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Este es el mensaje de esperanza y fe en la promesa de nuestro Señor, que queremos compartir ”.
