ITALIA. – El diablo es un “símbolo” del mal, no una persona real. Eso dice el jefe de la Orden de los Jesuitas en la Iglesia Católica Romana.
La Catholic News Agency informa que el Superior General de la Compañía de Jesús, el sacerdote Arturo Sosa Abascal, dijo a una revista italiana que el diablo “existe como la personificación del mal en diferentes estructuras, pero no en las personas, porque (el diablo) no es una persona, “pero es” una forma de actuar mal … Es una forma de maldad que está presente en la vida humana”.
Sosa continuó diciendo: “Los símbolos son parte de la realidad, y el demonio existe como una realidad simbólica, no como una realidad personal”.
Las declaraciones del sacerdote Sosa parecen contradecir el Catecismo de la Iglesia Católica, que dice que Satanás y sus demonios son ángeles caídos que se rebelaron contra Dios.
El Catecismo mismo afirma que Satanás y sus demonios son “seres espirituales, no corporales” que son “criaturas personales e inmortales … con inteligencia y voluntad”.
Este no es el primer roce del sacerdote Sosa con controversia o doctrina católica. Anteriormente despersonalizó al diablo, diciéndole a El Mundo en 2017 que “hemos formado figuras simbólicas como el diablo para expresar el mal”, según Catholic News Agency.
Los feligreses parecen haber recibido ese mensaje. The Daily Wire informa que una encuesta anterior de católicos realizada por el Center for Applied Research in the Apostolate (CARA) mostró que solo el 17% de los católicos auto identificados dijeron que creen en la existencia de Satanás, mientras que el 83% creen que es un mero ser símbolo.
La misma encuesta mostró que solo el 55% de los protestantes evangélicos creen en un Satanás literal.
Lo que los católicos creen sobre Satanás parece afectar cómo se comportan. The Daily Wire cita a Mark Gray, editor del blog de investigación de CARA, quien dice que los católicos que ven a Satanás como real en lugar de solo como un símbolo tienen más probabilidades de ser conservadores políticamente y apoyar causas morales como los esfuerzos pro-vida.
Gray escribe: “Los símbolos en realidad no van a despertar las mismas preocupaciones en alguien que un ser. Los católicos que creen en el diablo y el infierno tienen más probabilidades que los que no son religiosamente activos”.
