1Jn 1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Disfrutar de comunión con Dios y con Jesucristo es una prueba sólida de que nuestra salvación es real.
Cuando tenemos bautismos en la iglesia que pastoreo, invariablemente cada persona que da su testimonio describe el sentido abrumador de perdón que siente y el nuevo propósito que tiene en su vida. Ellos expresan un resultado maravilloso de salvación en Cristo, de lo cual Jesús dijo: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10) Al decir que la vida puede ser abundante, Jesús estaba diciendo que la salvación resultaría en algo más que un cambio de posición, es un cambio de experiencia. La vida cristiana es una vida rica en la cual estamos destinados a experimentar gozo, paz, amor y propósito.
La vida abundante en Cristo comienza con una estrecha comunión con el Dios vivo y el Cristo vivo. El apóstol Pablo dijo: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (1Co 1:9) En Gálatas 2:20 Pablo describe lo que la comunión significaba para él en lo personal: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gran intimidad con Cristo le pertenece a creyentes genuinos.
¿Has experimentado comunión con Dios y Cristo? ¿Has sentido Su presencia? ¿Tu amor por ellos te atrae a Su presencia? ¿Has experimentado el gozo vigorizante de hablar en oración con el Dios vivo? ¿Y has experimentado la emoción de descubrir una nueva verdad en Su Palabra? Si es así, entonces has experimentado la vida abundante que Jesús prometió a todos los que ponen su confianza en Él.
Por John MacArthur