BRASIL.- En las últimas semanas, Brasil ha sido testigo de la propagación de un “juego” llamado Ballena azul, que propone una serie de desafíos a los participantes que, en algunos casos, incluye la auto-lesión y poder de estimular el suicidio.
En 2015, apareció en Rusia y pronto comenzaron a difundirse decenas de casos.
Las autoridades intervinieron e interrogaron a sus supuestos inventores. En total, fueron 130 suicidios en el país que estarían vinculados al desafío final: quitarse su propia vida.
Varios países, como Inglaterra, Francia y Rumania informaron de los casos de los adolescentes involucrados, pero con un reducido número de muertes confirmadas.
Cuando llegó a Brasil a principios de este año, se trató como una moda estudiantil, que llamó la atención, al igual que el satánico “Charlie, Charlie”. La gran cobertura de los medios mostró que la cosa se había extendido rápidamente.
El problema es que empezaron a surgir muchos rumores en Internet, lo que hace que sea difícil identificar lo que es cierto en este “fenómeno”.
El hecho es que hay al menos cinco muertes confirmadas en Brasil como resultado del juego. Por lo que ha provocado alertas policiales y de salud en ocho estados de Brasil (SP, PR, MG, MT, PE, PP, RJ y SC).
Para los expertos, el último desafío – suicidio – es sólo un apelativo a las personas que ya tienen esta tendencia. Rafael Moreno Hierro Araújo, coordinador del Comité de Prevención del Suicidio de la Asociación de Psiquiatría de Río Grande de Sul (APRS), explica: “En general, antes de que ocurra el suicidio de forma letal, son necesarios algunos requisitos. Si uno tiene miedo a sufrir dolor, la tendencia es no intentarlo, por ejemplo. Pero el momento en que va a hacer las pequeñas pruebas autodestructivas, el cuerpo se acostumbra a sufrir y se puede llegar a un intento de suicidio. Quien inventó eso es muy perverso”.
Sin embargo, hay un aspecto espiritual detrás, es la conclusión del sacerdote José Eduardo de Oliveira de la Diócesis de Osasco (Sao Paulo). Él tiene un doctorado en Teología Moral por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) y cree que el suicidio juvenil es “un paso más” de diablo en la sociedad.
Recuerda que en “el siglo XX fue el siglo de la ‘cultura de la muerte': comenzamos con dos guerras y el comunismo, el genocidio y democidio incomparable; entonces comenzó a extenderse el aborto (matando a los hijos); luego empezaron a practicar la eutanasia (matar a los padres); finalmente se establecieron clínicas para el suicidio asistido (suicidarse). Ahora, el diablo ha dado un paso más: está haciendo que los adolescentes y jóvenes coquetean con el juego de suicidio encubierto: ‘La Ballena Azul’ “.
Para el religioso, “la exclusión de Dios en la sociedad secular sólo produce estos frutos amargos y mortales”.
Toda esta repercusión ha proporcionado una buena oportunidad para el debate sobre lo que ocurre con los jóvenes de Brasil. En Brasil, uno de cada 10 adolescentes de 11 a 17 años accede a contenidos en Internet sobre las formas de hacerse daño – y 1 de cada 20, se suicida, según el Centro de Estudios Sobre Tecnologías de la Información y Comunicación (Cetic)