Un grupo de delincuentes atacó un centro de recuperación para drogadictos, llamado Doce Hombres de Valor, un ministerio de la Iglesia Cristiana, ubicado en el sector El Arenal en Mérida, Venezuela.
Cuatro personas resultaron heridas en el ataque y tenían heridas graves en la cabeza, brazos y espalda. Algunos cristianos tenían fracturas y otros fueron marcados en sus cuerpos con cuchillos con una “X” mientras eran obligados a comer y tragarse las páginas de la Biblia.
Adelis José Lobo, una de las víctimas del atentado, contó en un audio compartido en redes sociales el terror que vivió durante el atentado. Hombres armados invadieron el lugar, lanzaron al suelo a los hombres cristianos, les cubrieron el rostro y luego los golpearon con palos y piedras.
El director del centro de recuperación, pastor Cristian Dugarte, informó que los cristianos golpeados son personas en proceso de restauración. Considera que los perpetradores de la agresión son grupos que se oponen al trabajo de la Iglesia, que lucha por rescatar a los jóvenes de las drogas. El líder teme que los familiares de las personas en el refugio, también se enfrenten a agresiones.
Los atacantes le dijeron al pastor que entregara una lista de los que estaban en el centro de rehabilitación, pero no lo hizo. El director de un ministerio reconocido en el país, que prefirió mantener en secreto su identidad, cree que “los atacantes pueden ser anticristianos”, según informa Puertas Abiertas.
La directiva del Consejo Evangélico de Venezuela -CEV- pidió oración por la recuperación de los heridos y por el pastor Dugarte, quien se encontraba emocionalmente herido por el daño causado no solo a la propiedad física y humana, sino también con el riesgo de continuar el ministerio allí.
El CEV publicó un comunicado donde dice que rechaza estos actos violentos en contra de la vida, “especialmente cuando se aprecia por la forma cómo ocurrieron los hechos, hubo lesiones corporales con utensilios del culto, incluido obligados a comer páginas de las Sagradas Escrituras, constituyendo acciones de odio hacia la religión, siendo esto inaceptable al atacar la fe de los afectados”.
Los bomberos de la ciudad acudieron al lugar y trataron a los heridos, remitiéndolos a hospitales y centros de salud. Además de cortes y golpes en el cuerpo, uno de los hombres tenía una herida profunda en la cabeza y otro tenía un brazo roto.
El Consejo Evangélico de Venezuela clasificó el episodio como un acto de odio religioso. La iglesia en Venezuela ha enfrentado presiones de varias maneras. Venezuela estaba en la Lista de Observación de Puertas Abiertas en 2020 .