Allen Gardiner es de esos misioneros “anónimos” que no lograron grandes resultados en la historia de las misiones y tal vez por eso fueron olvidados. Pero como muchos siervos silenciosos, fue un hombre perseverante y fiel al llamado de Dios. Renunció a una excelente carrera militar y se entregó a la obra misionera por completo, soportando muchas derrotas pero alcanzando la victoria en el final.