Un hombre desechado por los hombres, poseído por demonios, adicto, loco, un desecho humano, es transformado por el Poder del Amor de Dios. Cristo lo Salvó.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.