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HISTORIA DEL HIMNO LEMA DE LA REFORMA EVANGÉLICA: "CASTILLO FUERTE ES NUESTRO DIOS"Martín Lutero, el líder de la Reforma Evangélica o Protestante, escribió la letra y la música del famoso himno "Castillo Fuerte es Nuestro Dios", que se constituyó en el Himno Lema de la Reforma Evangélica o Protestante.
Lutero era músico desde la cuna. Como niño tenía una voz esplendorosa para cantar. Su entretenimiento favorito era tomar su laúd (instrumento de cuerda) todos los días después de haber comido y apartarse por media hora para tocar y cantar."
Mientras él estaba estudiando en una escuela del Monasterio Franciscano siendo muy joven, muchas veces usó su magnífica voz para cantar frente a las ventanas de los ricos de aquella época con el fin de obtener limosnas y poder dárselas a los pobres. Lutero exclamaba: "A quien no le guste la música, nunca podrá ser mi amigo."
El dijo que la música era un "don (regalo de Dios) y una gracia de Dios y esto podía hacer huir a Satanás y hacer que el hombre olvidara todo enojo". Su deseo era componer himnos para que el mensaje de Dios fuese propagado por medio del canto. El deseaba que todos sus compatriotas tuviesen himnos y leyesen la Biblia en su propia lengua. Al leer la Biblia oirían la voz de Dios y al cantar himnos, ellos hablarían con Dios.
Antes de Martín Lutero, la música era usada solamente por los sacerdotes de las iglesias o coros selectos en latín. Pero el gran Reformador introdujo al mundo la himnología congregacional. El primer himnario evangélico o protestante fue publicado en Wittenberg, Alemania, en 1524. Este libro tenía tan sólo 8 himnos, 4 de ellos escritos por Martín Lutero.
En poco tiempo la demanda de este libro fue grande. La gente aprendió y cantó los himnos con mucho entusiasmo y Alemania llegó a ser un "mar de cantos". En esta forma, Martín Lutero vino a ser aceptado y reconocido como el padre de la himnología congregacional.
Es rara la vez que se encuentra un individuo como Lutero que escriba la música y la letra de sus himnos inspirados. De sus 37 himnos, el más conocido es "Castillo Fuerte es Nuestro Dios". Tiene un mensaje que posee virtud, gracia y eficacia, toda la Iglesia Evangélica o Protestante lo ha cantado desde esa fecha hasta hoy día.
Mientras Lutero vivía, sus enemigos decían que toda Alemania estaba aceptando y aprendiendo sus doctrinas por medio de sus himnos. Acusaban a los himnos de ser los que "destruían más almas que aun los libros o sermones escritos por él".
Se cree que fue durante el cautiverio en el castillo de Wartburgo que Lutero se inspiro y escribió este hermoso himno. Sus amigos lo llevaron y le escondieron en la fortaleza de Wartburgo para protegerlo de sus enemigos.
Lutero, seguía con la traducción de Los Salmos y compuso un tomo de sermones y una multitud de otros escritos. Por casi un año exhortaba, enseñaba, reprendía y tronaba desde un escondite en las montañas. Posiblemente encontró en aquel castillo un lugar de seguridad y ayuda, lo que le inspiró a escribir y a reflexionar en la seguridad y ayuda que Dios era para él.
Este himno entrega un mensaje de seguridad en tiempos de prueba por parte del enemigo de nuestra almas y es de gran aliento para aquellos trances difíciles de la vida.
Martín Lutero se inspiró en el Salmo 46 para escribir el himno clásico de la Reforma Evangélica o Protestante "Castillo Fuerte es Nuestro Dios".
He aquí la letra de este himno según la traducción española del poeta y eclesiástico evangélico Juan Bautista Cabrera:
LETRA:
1. Castillo fuerte es nuestro Dios;
defensa y buen escudo.
Con su poder nos librará
en este trance agudo.
Con furia y con afán
acósanos Satán.
Por armas deja ver
astucia y gran poder;
cual él no hay en la tierra.
2. Luchar aquí sin el Señor,
cuán vano hubiera sido.
Más por nosotros pugnará
de Dios el Escogido.
¿Sabéis quién es? Jesús,
Él que venció en la cruz;
Señor de Sabaoth,
Omnipotente Dios,
Él triunfa en la batalla.
3. Aun cuando estén demonios mil
prontos a devorarnos,
no temeremos, porque Dios
vendrá a defendernos.
Que muestre su vigor
Satán, y su furor;
dañarnos no podrá,
pues condenado está
por la Palabra Santa.
4. Sin destruir la dejará,
aunque mal de su grado;
es la Palabra del Señor
que lucha a nuestro lado.
Que lleven con furor
los bienes, vida, honor,
los hijos, la mujer,
todo a de perecer;
de Dios el reino queda.