Lottie Moon fue la hija de una adinerada familia cristiana. En 1854, asistió al Instituto Femenino Albemarle en Virginia; luego a la Universidad Hollins, graduándose en 1861. Lottie mantuvo las más altas calificaciones de su clase y fue una de las primeras mujeres en completar una maestría.
Después de la universidad, Lottie se convirtió en maestra y, más adelante, ella y una amiga comenzaron una nueva escuela en la ciudad de Cartersville, Georgia.
En 1872, la hermana de Lottie, “Eddie” Moon, misionera en China, escribió una carta expresando la necesidad espiritual en China y cuán desesperados estaban por más misioneros. Tras escuchar un sermón sobre Juan 4:35, Lottie sintió el llamado indiscutible de Dios.
En 1873, Lottie zarpó para China dejando atrás a su familia y a su amada escuela para entregarse al campo misioneroen las ciudades de Píngtu y Tengchow.
Durante su ministerio, Lottie dio clases en las escuelas, horneó galletas para los niños, aprendió el idioma y la historia del país, se vistió como ellos, entregó todos sus recursos a la comunidad en hambruna, estableció una nueva iglesia en donde más de mil almas vinieron a Cristo y la ciudad de Píngtu se dio a conocer por las buenas nuevas del Evangelio en China.
La maestra que “conocía las Palabras de Vida,” como era llamada, escribió muchas cartas a sus hermanos en los Estados Unidos. Las cartas tenían un tono firme al amonestar a la iglesia por no hacer lo suficiente en beneficio de las misiones. “¿Por qué en lugar de las ofrendas insignificantes que damos, no hacemos algo que pruebe nuestro fervor cuando decimos que somos seguidores de Aquel que, aunque era rico, por amor de nosotros se hizo pobre?”
En 1918, la Unión Misionera de Mujeres estableció una ofrenda anual nombrada Lottie Moon. El enfoque del Evangelio de Lottie continúa hasta nuestros días.
*Video extraído de BITE