Ven ustedes, esa es la naturaleza de vida de tentación y de libertinaje. Si no fuera atractivo no sentiría tentación. ¿Cuántos se sintieron tentados a comer espinaca esta mañana? Vamos a ver. Recuerdan en los años 60 todo el mundo decía, hey, sexo libre. ¿En realidad era libre? Saben ustedes el costo en términos de vida es absolutamente abrumador, si la tendencia continúa para el año 2020, 80 millones de personas morirán de Sida, probablemente la enfermedad más incurable que existe actualmente, y por mucho la que más se puede evitar de todas. Mañana mismo podríamos detenerla completamente. Solamente abstente. Es todo lo que hay que hacer, deja de usar drogas, no lo podemos hacer. Es más, cuando llega el congreso mundial del Sida ni siquiera esa opción se presentará de abstinencia, no la usarán los hombres seculares.
Y aquí tenemos otra opción, a la izquierda. Simplemente quémate, bebito, quémate. Y aquí está el legalismo, no, fuego y azufre. Y lo que es interesante, es que el diablo siempre comienza como un tentador. Camina, sabes que lo quieres hacer, anda. Todo el mundo lo está haciendo y tu te vas a escapar con ellos. Así que hazlo. Y entonces el diablo cambia su rol inmediatamente y entonces se convierte en, de tentador a acusador. Y entonces uno descubre tarde que te han atrapado, te han engañado.
Ahora, ¿qué queremos decir, qué dice la Biblia con libertad? Bueno, uno camina por el espíritu. Ahora, eso quiere decir, implica dos cosas, dos cosas que no es la libertad. No quiere decir siéntate o corre. ¿Cuál es el gran error evangélico? Corre. Mira todas las cosas que hemos hecho. Fuimos allí, fuimos aquí, hicimos esto, hicimos lo otro. Pero en realidad, ¿cuánto fruto permanece de todo ese activismo? Uno no mide la espiritualidad por simplemente por cuánto se hace sino por el fruto que deja. Si el diablo no te puede hacer inmoral, simplemente te hará ocupado, te meterá en muchas cosas que tienes que hacer.
Predica grabada 4 de mayo 2008 en Congregación León de Judá, Boston MA