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Devocional: Disfrutando de la comunión con Dios

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Disfrutando de la comunión con Dios
Fecha: Jueves, 17 de enero del 2019 ID: 201700002520

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Cuando los discípulos caminaron rumbo a Emaús hace veinte siglos, Jesús ocultó Su identidad para que no pudieran reconocer al “extraño” junto a ellos. Estos hombres no estaban en un jardín, no había rosas cubiertas con rocío. Pero caminaron y hablaron con el Cristo resucitado. ¿Cómo fue su experiencia? Cuando sus ojos al final fueron abiertos y reconocieron a Jesús, de pronto Él se desvaneció y se dijeron “¿No ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?” (Luc 24:32)

Esa es la reacción normal humana ante la presencia inmediata de Cristo: “arde nuestro corazón en nosotros” Mi corazón ardería hasta las cenizas si tan solo pudiera escuchar Su voz. Mi alma explotaría de alegría si pudiera caminar con Él y hablar con Él. Viajaría por el mundo entero para encontrar un jardín donde Él estuviera visiblemente presente.

Pero la verdad es que no puedo ver a Dios. Ni siquiera puedo ver su sombra. No deja huellas en la arena, no deja huellas en las puertas, ningún aroma en la brisa. Él es invisible porque es inmaterial.

Lo que anhelo es una relación con Dios que sea íntima y personal. La gran barrera para la intimidad es la invisibilidad de Dios. Porque no le puedo ver tiendo a dudar de Su presencia. Pero Él está ahí y promete comunión y compañerismo. La herramienta que Él provee para vencer la barrera es la herramienta de la oración.

La oración nos ofrece un vínculo para la íntima comunión con Dios. Aquí es donde encontramos lo que algunos llaman “una dulce comunión mística”, pero no necesitamos ser místicos para disfrutar de esa dulce comunión. La oración es el acceso a Dios. Él oye lo que le digo en oración. Él responde, aunque no audible o visiblemente. Cuando vamos más allá de depositar nuestras peticiones y requerimientos ante Él, entramos a la arena de la dulce comunión. Aquí penetramos lo invisible y nos deleitamos en la gloria de Su presencia.

Por R. C. Sproul

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Job 33:24-25 (RVR 1960)

Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención; su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud.

Palabras Claves: R. C. SproulReflexionesDisfrutando de la comunión con Dios

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