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Entrando en el Reino

Por: Mendoza Daniel
Entrando en el Reino
Fecha: Martes, 11 de abril del 2017 ID: 201700000267

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Mat 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

La religión viene en muchas formas. Casi cada creencia concebible o comportamiento ha sido incorporado en algún sistema religioso en algún punto en el tiempo. Pero en realidad sólo hay dos tipos de religiones: una dice que puedes ganar tu entrada al cielo, y la otra dice que debes confiar en Jesucristo solamente. Una es la religión del logro humano, la otra es la religión del logro divino.

Aquellos que confían en sus logros tienden a compararse con otros. Pero ese es un estándar relativo de auto-justificación porque siempre podrás encontrar a alguien peor que tú para basar tu comparación.

Jesús eliminó todos los estándares humanos cuando dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mat 5:48) Aún los líderes religiosos judíos, que generalmente se pensaba de ellos que eran el epítome de la justicia, no calificaron de acuerdo a ese estándar. De hecho, Jesús le dijo a la gente que su justicia tendría que superar la de los escribas y fariseos si querían entrar en el reino de los cielos (Mat 5:20) Eso debió sorprenderlos, pero Jesús no estaba hablando de conformidad a las ceremonias religiosas externas. Él estaba pidiendo corazones puros.

Dios no te compara a los mentirosos, ladrones, tramposos, abusadores de niños o asesinos. Él te compara con sí mismo. Su carácter santo absoluto es el estándar por el cual Él mide tu idoneidad para el cielo. Aparte de Cristo, todos fallan ese estándar porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Rom 3:23) Pero la verdad gloriosa de la salvación es que Cristo Jesús vino a la tierra para purificar nuestros corazones. Él tomó nuestros pecados sobre sí mismo, pagó la penalidad, y entonces nos otorgó su propia justicia (Rom 4:24) Él nos mantiene puros al lavarnos continuamente de nuestro pecado y dándonos a conocer Su voluntad.

Tu fe en Cristo, (no en tus logros personales) es lo que te hace puro. ¡Que esa verdad traiga gozo a tu corazón y alabanza a tus labios!

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Colosenses 1:16 (RVR 1960)

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Palabras Claves: John MacArthur Devocionales

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