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Jerónimo Savonarola (1452-1498)

Por: Mendoza Daniel
Jerónimo Savonarola (1452-1498)
Fecha: Miércoles, 24 de octubre del 2012 ID: 201500000662

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En esta oportunidad aprenderemos más sobre uno de los precursores de la Reforma Protestante: Jerónimo Savonarola, quien fue un monje de la Orden Dominica que vivió en Florencia, Italia. Denunciaba como un profeta hebreo el sensualismo y los pecados de la ciudad, y los vicios papales. Predicaba con "rayos y truenos" contra la Iglesia Católica con un mensaje de arrepentimiento similar al de Juan el Bautista. Durante el carnaval Florentino en 1497, organizó "la fogata de las vanidades" para protestar contra el materialismo y la inmoralidad. El papa Alejandro VI quiso callarle y aun intentó sobornarle con un cardenalato, pero Savonarola lo rechazó. El papa lo excomulgó y junto a sus amigos frailes Dominico de Pescia y Silvester Maruffi fue ahorcado y quemado en la plaza mayor de Florencia el 23 de mayo de 1498, 19 años antes de que Martín Lutero publicara sus 95 tesis en Wittenberg, Alemania.

BIOGRAFÍA

Jerónimo (Girolamo) Savonarola nació en Ferrara, Italia el 21 de septiembre de 1452. Fue un religioso dominico, predicador italiano, confesor del gobernador de Florencia, Lorenzo de Médici, organizador de las célebres hogueras de vanidad (o "quema de vanidades") donde los florentinos estaban invitados a arrojar sus objetos de lujo y sus cosméticos, además de libros que él consideraba licenciosos, como los de Giovanni Boccaccio. Predicó contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la corrupción de la Iglesia Católica, contra la búsqueda de la gloria y contra la homosexualidad, entonces llamada sodomía, que él sospechaba que estaba en toda la sociedad de Florencia, donde él vivió.

Predijo que un nuevo rey Ciro atravesaría el país para poner orden en las costumbres de los sacerdotes y del pueblo. La entrada del ejército francés de Carlos VIII, en 1494, en la Toscana, región donde estaba Florencia, confirmó su profecía. Sus críticas violentas contra la familia que gobernaba Florencia en esos años, los Médici, acusándoles de corruptos, contribuyeron a la expulsión del Gobernador Piero de Médici por los florentinos en 1495. Sus ataques contra el Papa Alejandro VI le valieron, primeramente, la excomunión (es decir, la expulsión de la comunidad católica) y la prisión, y más tarde, tras haber sido liberado y conducido a Roma por los grandes comerciantes florentinos, la condena a la hoguera por un tribunal de la Inquisición y la inclusión de su obra en el índice de libros prohibidos.

FORMACIÓN (1452-1482)

Fue el tercero de los siete hijos del comerciante Nicoló di Michele dalla Savonarola y de Elena Bonacolsi, descendiente de la noble familia de los Bonacolsi, que fueron señores feudales de Mantua. Según costumbre de las familias acomodadas, éstos entregaron a varios de sus hijos a la Iglesia Católica para que se educaran y fueran sacerdotes. El abuelo, Michele (1385 - 1468), era doctor y autor famoso en Medicina, médico del marqués Niccolò III de Este y de los gobernantes ferrarenses. Michele Savonarola, su abuelo, era un hombre profundamente religioso, estudioso de la Biblia, de costumbres sencillas y terminantes. En su vejez escribió folletos, como De laudibus Iohanni Baptistae, los cuales, junto con su educación y su estilo de vida, fueron muy importantes en la formación de Jerónimo. Se encargó de su primera educación enseñándole gramática, música y, más tarde, dibujo. De los hermanos mayores, Ognibene y Bartolomeo, no se tienen noticias, mientras que de los otros hermanos, Maurelio, Alberto, Beatrice y Chiara, se sabe solamente que Alberto era médico y Maurelio era fraile dominico, igual que Jerónimo.

Después de la muerte del abuelo, el padre, Niccolò, deseaba que estudiara Medicina. En un principio, Jerónimo se mostró apasionado por los diálogos escritos por Platón, pero pronto se orientó hacia las enseñanzas del aristotelismo y de Santo Tomás.

Después de haber alcanzado el título de maestro, empezó los estudios de Medicina que, sin embargo, abandonó a los 18 años para dedicarse a la teología, el estudio de las doctrinas católicas. Escribió, en 1472, De ruina Mundi, y en 1475, De ruina Ecclesiae, donde compara la Roma del Papa con la antigua y corrupta Babilonia. Con este espíritu ingresó en el convento de San Agustín en Faenza, donde se convirtió en predicador. Posteriormente decidió entrar en la orden dominica, ingresando en el convento de San Domenico de Bolonia. Allí se enfrasca en el estudio teológico, y en 1479 se traslada al convento de Santa Maria degli Angeli. 

Escribió discursos en los que acusó a la Iglesia Católica de todos los pecados. Los papas humanistas, que ayudaban y mantenían a los artistas, eran su blanco preferido. Sus fieles siguieron con devoción sus llamadas a la vida sencilla. Las misas de Jerónimo Savonarola llegaron a juntar 15.000 personas. Decía que todos los males de este mundo se debían a la falta de fe; porque, cualquiera que tuviese fe, se daría cuenta de inmediato que es muy necesario obrar bien, porque las penas del infierno son infinitas. Según Savonarola, los poderosos de este mundo se sentían orgullosos de haber puesto fin a la vida sencilla de los siglos anteriores. Según él, los sacerdotes de esos tiempos eran los peores, porque hacían todo al revés de como deberían hacerlo; sólo les interesaban los bienes de este mundo, ya no cuidaban las almas ni les inquietaban los corazones de su pueblo, sino que sólo se preocupaban de obtener beneficios.

EN EL CONVENTO DE SAN MARCO (1482-1487)

Finalmente, en 1482, la orden dominica le envió a Florencia. En sus discursos hablaba sobre la pobreza, la sobriedad y el carácter fuerte que los verdaderos creyentes deben tener. Su forma de hablar violenta y sus críticas excesivas acabaron por desesperar al pueblo, por lo que debió dejar Florencia en 1487. Regresó a Bolonia, donde se convirtió en maestro de estudios. En su vida en el convento se distinguió por sus rigurosos ayunos y penitencias, incluyendo el maltrato que se daba con el cilicio y practicando una absoluta frugalidad, comiendo y bebiendo muy poco.

EN LOMBARDÍA (1488-1490)


Retornó a Florencia al Convento de San Marco, que abandonó para volver a Ferrara. En el convento de Santa Maria degli Angeli se dedicó con especial énfasis a la predicación después de haber estudiado técnicas para hacer discursos públicos.

EL RETORNO A FLORENCIA (1490-1498)

En 1491, a la edad de 34 años, se le entregó la titularidad de la iglesia de San Marco en Florencia. Desde allí atacó al Papa Inocencio VIII como "el más vergonzoso de toda la historia, con el mayor número de pecados, reencarnación del mismísimo diablo".

Sus ardientes predicaciones, llenas de avisos proféticos, no eran extrañas en la época, pero sus profecías parecían cumplirse con los desastres que estaba viviendo la ciudad de Florencia en esos años, como por ejemplo la derrota contra los franceses, o el excesivo lujo de los ricos, que vivían rodeados de obras de arte, frente a miles de personas que vivían en la pobreza. En estas condiciones, la población se acercaba a Savonarola porque denunciaba todo esto. Otro desastre fue la epidemia de sífilis. Muchos llegaron a creer que Savonarola era el profeta de los "últimos tiempos".

La iglesia de San Marcos donde predicaba Savonarola fue conocida por su vehemencia. Savonarola no era un teólogo. No predicaba doctrinas. En su lugar, predicaba su idea de la vida cristiana. Afirmaba que un alma intachable era preferible a cualquier acto lujoso o ceremonia excesiva. Con sus críticas no intentaba hacer la guerra contra la Iglesia de Roma, sino que deseaba corregir sus pecados. Lorenzo de Médici, que gobernaba Florencia y mantenía con su dinero y con sus negocios a Miguel Ángel, también conocía a Savonarola. Se dice que Lorenzo llamó a Savonarola en su lecho de muerte en 1492 y Savonarola le maldijo, haciendo que Lorenzo terminase sus días, hasta el último suspiro, temiendo al infierno. Finalmente, Lorenzo y su hijo Piero de Médici se convirtieron en uno de los blancos de las predicaciones de Savonarola.

ALEJANDRO VI

Savonarola atacó a los Borgia acusándoles de pecadores. Su feroz ataque se centró en Rodrigo Borgia, que poco después llegó a ser Papa con el nombre de Alejandro VI. Savonarola atacó a los amigos de ese Papa, acusándoles de pecadores, incestuosos y mentirosos. Alejandro VI pidió a Savonarola que cambiara su actitud. Primero intentando sobornarle ofreciéndole el puesto de Cardenal. El fraile no aceptó, e incluso llegó a cuestionar la autoridad del Papa.

EXCOMUNIÓN Y EJECUCIÓN

Irritado ante tantas críticas, el papa Alejandro VI amenazó a todos los habitantes de Florencia con la pena de entredicho, que significaba prohibir los sacramentos para todos los ciudadanos e impedir que los muertos se entierren en cementerios bendecidos, como era costumbre en esos años. Estas amenazas provocaron el terror entre el pueblo de Florencia. El 13 de mayo de 1497 Savonarola fue expulsado de la Iglesia Católica. En febrero de 1498, Savonarola volvió a subir al púlpito de Santa María del Fiore (Catedral de Florencia) para demostrar antes que nada la invalidez de aquella excomunión, y arremetió con mayor violencia contra la corte de Roma y el Papa. En 1498 el Papa ordenó su arresto y ejecución. El 7 de abril de 1498 falleció Carlos VIII, el rey de Francia que había sido hasta entonces defensor de Savonarola.

El 8 de abril de 1498, una parte del ejército del Papa entra en Florencia. La ciudad no opone resistencia, y los ciudadanos se muestran dispuestos a entregar al fraile. Éste se esconde junto con sus seguidores en el convento de San Marcos. Mueren muchos de los que intentan protegerle. Savonarola y los suyos acaban siendo derrotados y detenidos, incluyendo sus amigos Fray Domenico de Pescia y Fray Silvestro. Poco después, Savonarola, acusado de herejía, rebelión y errores religiosos, fue conducido a la prisión de Florencia. Durante cuarenta y dos días se le somete a tortura, así como a sus partidarios. Al cabo, Savonarola firma su arrepentimiento con el brazo derecho, brazo que los torturadores habían dejado intacto para que pudiese hacerlo. La confesión fue firmada antes del 8 de mayo de 1498. Después, se arrepintió de haber firmado la confesión que le presentaron sus torturadores y ruega a Dios para que tenga misericordia de él por su flaqueza, confesando crímenes que en realidad creía no haber cometido. El día de su ejecución, 23 de mayo de 1498, todavía trabajaba en otra meditación, llamada Obsedit me, que significa "Obsesionado conmigo".

El día fijado para su ejecución fue llevado hasta la Plaza della Signoria junto con sus fieles seguidores, Fray Silvestro de Pescia y Fray Domenico. A los tres se les quitó la ropa, fueron tratados como herejes y entregados al brazo secular donde fueron estrangulados. Un testigo cuenta en su diario que el fraile tardó en quemarse varias horas. Los restos fueron sacados y devueltos a la hoguera repetidamente, a fin de que se redujeran a cenizas y sus partidarios no los trataran como reliquias. Cuando quedaron reducidos a cenizas, fueron arrojadas al río Arno, al lado del Ponte Vecchio. Niccolò Maquiavelo, autor de El Príncipe, también atestiguó y escribió sobre la ejecución. La familia Médici volvió a recuperar el gobierno de Florencia.

CARÁCTER E INFLUENCIA

Jerónimo Savonarola era intenso, apasionado y carismático en el aspecto personal. Se le compara a Martín Lutero en su denuncia de corrupción de la Iglesia Católica, pero no estableció unas bases doctrinales que, con Lutero, llevarían al cisma de la Iglesia Católica. Sin cuestionar el dogma católico, era un adelantado de la reforma moral que iban a traer el Protestantismo años después.

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Isaías 26:20 (RVR 1960)

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

Palabras Claves: Jerónimo Savonarola Martires de la fe Heroes de la fe

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