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Correr la carrera de la FE

Por: Mendoza Daniel
Fecha:  Viernes, 02 de noviembre del 2012 ID: 201500000020

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Un joven era el favorito para ganar la carrera de 400 metros en los Juegos Olímpicos de Verano en Barcelona 1992. Había entrenado todo su vida para este momento.

Sin embargo, la desilusión se produjo a 250 metros de la meta final.
Mientras corría a toda velocidad de repente se lastimó el tendón de la corva y se desplomó a la pista con mucho dolor. La carrera parece acabada.

Como camilleros se dirigían hacia él, sabía que tenía que decidir. Así que a pesar del dolor, logró ponerse de pie y comenzó a cojear por la pista. De repente, un hombre corpulento abrió paso entre la muchedumbre, luchando contra los guardias de seguridad.

El hombre era su padre. "No tienes que hacer esto" le dijo a su hijo. "Sí, tengo que hacerlo" declaró. "Pues bien", respondió su padre, "Vamos a terminar esto.... juntos." El padre abrazó a su hijo y lo ayudó a cojear por la pista. Con una gran ovación de la multitud de 65,000 cruzaron la meta. Fue como si el corredor, su padre y los espectadores lo hubieran logrado juntos.

Derek Redmond no terminó en primer lugar .... ¡Pero logró terminar su carrera! Motivada por un amor tan fuerte ... de un padre que le levantó cuando estaba caído.

¿Qué fue lo que le hizo al padre dejar las gradas para ir al encuentra de su hijo?
Fue el dolor en el rostro de su hijo ... Su hijo estaba herido ... pero quería terminar la carrera. Así que el padre vino a ayudarlo a terminar.

Dios es así. Cuando estamos sufriendo y luchando para llegar hasta el final, Él viene y nos ayuda. Así es tu vida, como una carrera.Dios quiere que termines fuerte... porque te ama.

¿Y tú? ¿Cómo va tu carrera?
¿Estás dolido o herido?
¿Estás a punto de darte por vencido?
Sólo en Sus brazos alcanzaras la meta.



Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Lamentaciones 3:40-42 (RVR 1960)

Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos; nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.


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