Un sacerdote de Italia, levantó las manos al cielo y alabo a Dios, mientras daba los últimos suspiros de vida después que lo infectaro de Covi-19.
Poco antes de morir el sacerdote Cirillo Longo, estiró las manos al cielo en exaltación como si hubiese ganado la carrera, sirviendo de ejemplo y de inspiración a muchos en medio del dolor y el temor que ha provocado esta pandemia.
La etapa final de su vida comenzó un 12 de Marzo al enterarse que fue infectado por el Covid-19. Los siguientes 8 días fueron todo un calvario, su cuerpo lleno de dolor, noches y días de oración, sufrimientos y complicaciones respiratorias, incomunicación, aislamiento.
Un 17 de marzo tras haber recibido una llamada telefónica le dijo a un conocido “¡Nos vemos en el paraíso!”, oren, manden un abrazo a todos. El sacerdote lleno de mucha fe y optimismo dejó un mensaje al mundo.
Antes de morir hizo un llamado al mundo a estar siempre cerca de la mano de Dios a través de la oración, “Oren mucho que vienen tiempos difíciles”.
Los fallecimientos en Italia asociados al coronavirus han alcanzado a la fecha de hoy los 13.155, tras registrarse 727 más en las últimas 24 horas.
Muchos sacerdotes, lideres religiosos y pastores a nivel mundial se han rendido a la muerte tras la infección mortal del Covid-19. Decenas permanecen contagiados y guardando cuarentena. Muchos siguen acompañando al pueblo, al rebaño desde las diferentes plataformas y espacios de formas y modos creativos.
Ellos también se enferman y mueren, sufren de cerca el dolor de las personas y víctimas. Muchos de ellos se exponen incluso al peligro de ser contagiados y rechazados.
El buen pastor da su vida por las ovejas, así lo enseña la Biblia en el libro de Juan 10:11-16.La crisis del Covid-19 demuestra que todos necesitamos de todos para vivir, con humildad, amor y fe.