ÁNGOLA. – La polémica sobre una ley del gobierno angoleño que determinó el cierre de grupos religiosos considerados clandestinos continúa. El Ejecutivo en conjunto dijo ya haber cerrado más de mil iglesias en el país entre el 6 de noviembre y 25 de diciembre de 2018. Los líderes de esas instituciones, sin embargo, alegan que están sufriendo persecución religiosa.
De acuerdo a la información del gobierno local, el objetivo del decreto es para evitar la propagación de las instituciones consideradas “sectas” y que opera en la “clandestinidad”.
“La adopción de esta nueva disposición es el resultado de un largo proceso de lucha contra el establecimiento de nuevas sectas religiosas en Angola, que comenzó en 2013?, dijo el director nacional de asuntos religiosos del Ministerio de Cultura de Angola, Francisco de Castro María.
“En aquella época, el país tenía cerca de novecientas nuevas iglesias. De éstos, sólo ochenta y tres fueron reconocidos oficialmente por el Ministerio de Cultura y autorizados para llevar a cabo sus actividades”, dijo, según la Gaudium Press.
María afirma que la medida del gobierno es justificable, ya que “más del 50% de las iglesias en nuestro país son extranjeras, provenientes principalmente de la República Democrática del Congo, Brasil, Nigeria y Senegal”.
Para los líderes de las instituciones cerradas, el decreto perjudica a las minorías religiosas, ya que una de las condiciones para que una iglesia sea considerada legal es tener la firma de al menos 100 mil miembros y estar presente en 12 estados del país.
Los que intentaron resistir al cumplimiento del decreto ya sufrieron castigos. Entre los días 16 y 23 de diciembre, once líderes de iglesias fueron arrestados durante una operación de la policía en Cabinda.
“De una manera deliberada y repetitiva, ellos reabrieron sus iglesias mientras estaban cerradas”, dijo un comunicado del gobierno, afirmando que ellos “actuaron contra la ley”.