Salmo 32:5 Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: “Confesaré al Señor mi rebeldía”, y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
A nadie le gusta admitir sus errores. Sin embargo, pedir perdón a Dios es señal de humildad y reconocimiento de la fuente del perdón que es Dios. Muchas personas tienen una gran dificultad en abrir su corazón a Dios en arrepentimiento verdadero, pero así no ganan nada; al contrario, solamente pierden.
Reflexiona sobre lo que has hecho, y preséntate ante Dios en arrepentimiento. Ciertamente él perdonará todos tus errores y te dará la oportunidad de enderezar tu vida. Fue Dios quien envió a Jesús, su único hijo, para morir en la cruz por nosotros y darnos el perdón. Con fe en Cristo podemos confesar nuestros errores, confiar en su perdón, y tener la certeza y la alegría de la vida eterna.
ORACIÓN: Querido Dios, líbrame de todos mis errores y perdóname siempre, pues quiero vivir en paz contigo y con las demás personas. Amén.