Rom 8:16-17 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo
Lidia es una mujer de mediana edad que no le fue nada bien en la vida desde el principio. Recuerdos de rituales y abuso sexual que sufrió desde niña la habían atormentado continuamente a lo largo de su vida cristiana. Cuando me vino a ver, su imagen dañada parecía más allá de lo irremediable. Al contarme su historia, Lidia mostró poca emoción, pero sus palabras reflejaban desesperación total.
Cuando concluyó le pregunté “¿Quién eres tú Lidia? ¿Cómo te percibes a ti misma?”
“Soy mala” ella respondió estoicamente. “No soy buena para nadie, la gente me dice que soy mala y todo lo que hago es traer problemas”
“Tú no eres mala” argumenté, “¿Cómo podría una hija de Dios ser mala? ¿Así es como te percibes a ti misma?”, ella asintió.
Nunca es agradable ver al maligno expresar su horrible personalidad a través de una víctima como Lidia. Pero al darse cuenta de que ella es principalmente el producto de la obra de Cristo en la cruz en lugar de la víctima de su pasado, ella fue capaz de deshacerse de las cadenas de esclavitud espiritual y comenzar a vivir de acuerdo a su verdadera identidad como hija de Dios.
Nada es más fundamental para tu libertad de la esclavitud de Satanás que tu entendimiento y afirmación de lo que Dios ha hecho por ti en Cristo y quién eres como resultado de ello. Todos vivimos de acuerdo con nuestra identidad percibida. De hecho, no podemos comportarnos constantemente de una manera que sea inconsistente con cómo nos percibimos a nosotros mismos. Tus actitudes, acciones, respuestas y reacciones ante las circunstancias de la vida son generalmente determinadas por tu auto-percepción consciente e inconsciente. Si tú te ves como la víctima indefensa de Satanás y sus maquinaciones, vivirás como su víctima y serás un esclavo de sus mentiras. Pero si te ves a ti mismo como el hijo entrañablemente amado y aceptado de Dios, lo que realmente eres, lo más probable es que vivas como un hijo de Dios.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Gracias Jesús porque me has hecho más que vencedor, porque debido a Tu amor y poder, puedo vivir como un vencedor en lugar de una víctima hoy.