Gal 6:1 Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. (NVI)
¿Habrá algunas ocasiones donde los cristianos deban confrontarse unos a otros sobre asuntos de comportamiento? Sí. Dios nos pide que confrontemos y restauremos a aquellos que claramente han violado los límites de la Escritura (Mat 18:15-16) Pero déjame advertirte sobre una importante distinción en esta área: la disciplina es un asunto de confrontar el comportamiento observado, el que tú personalmente has atestiguado (Gál 6:1), el juicio es un asunto de carácter. Somos instruidos para confrontar a otros, sobre pecados que hemos observado, pero no estamos autorizados a juzgar su carácter (Mat 7:1, Rom 14:13) Disciplinar es nuestra responsabilidad, juzgar el carácter es la responsabilidad de Dios.
Por ejemplo: imagina que encuentras a un niño diciendo una mentira. “Eres un mentiroso” le dices. Eso es juicio, un ataque de su carácter. Pero si dices: “hijo, dijiste una mentira”, eso es disciplina. Lo estás haciendo responsable basado en un comportamiento observado.
O digamos que un amigo cristiano admite que ha defraudado en sus impuestos. Si lo confrontas como un ladrón, estás juzgando su carácter y esa no es tu responsabilidad. Sólo puedes confrontarlo sobre las bases de lo que has visto, puedes decirle que al no pagar sus impuestos está robando al gobierno y está mal.
Mucho de lo que llamamos disciplina no es nada más que un asesinato del carácter. Le decimos a nuestro hijo desobediente: “eres un mal hijo”, le decimos a un hermano en Cristo: “no eres un buen cristiano”. Tales declaraciones no corrigen ni edifican, desgarran el carácter y expresa desaprobación por la persona al igual que su problema. Tu hijo no es un mentiroso, él es un hijo de Dios que ha dicho una mentira. Tu amigo cristiano no es un ladrón, él es un hijo de Dios que ha tomado algo que no le corresponde. Debemos hacer responsable a la gente por su comportamiento, pero no tenemos el derecho de denigrar su carácter.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Padre, perdóname por juzgar a otros. Capacítame para disciplinar en amor a aquellos que amo y de los cuales soy responsable, en el nombre de Jesús, amén.