Lucas 2:6 Y mientras ellos se encontraban allí, se cumplió el tiempo de que ella diera a luz.
“Se cumplió el tiempo.” Toda mujer que ha tenido hijos sabe cuánto pesa esa expresión. Desde el comienzo del embarazo, las mujeres esperamos y contamos. ¿Cuándo va a nacer nuestro hijo? ¿Cuándo terminarán las náuseas? ¿Cuándo veré a mi bebé en el ultrasonido? Y, ya hacia el final del embarazo, ¿CUÁNTOS DÍAS MÁS TENDRÉ QUE SEGUIR ANDANDO CON ESTA SEMEJANTE PANZA?
Finalmente, a María le llegó el momento de dar a luz. Humanamente hablando, era el peor momento posible: lejos del hogar y de la familia, cobijada entre animales y teniendo que utilizar un pesebre como cuna. Sin lugar a dudas, María y José hubieran preferido algo mejor. Pero Dios el Padre eligió ese tiempo y lugar en particular para que su Hijo entrara en el mundo. Con lo que sabemos hoy, podemos ver por qué Jesús es el salvador que “no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).
Había llegado el momento. Pero a la vez comenzó un nuevo tiempo de espera. Durante su ministerio terrenal, Jesús varias veces dijo: “Mi tiempo aún no ha llegado” (Juan 7, 8:20; Mateo 26:18; Juan 2:4). ¿Qué tiempo? El tiempo en que habría de sufrir y morir para redimirnos a todos, liberarnos del pecado y hacernos hijos de Dios.
Fue para ese momento que Jesús vino al mundo—para rescatarnos, redimirnos y resucitarnos a una vida nueva y eterna a través del poder de su propia resurrección. Pablo nos dice: “Porque a su debido tiempo, cuando aún éramos débiles, Cristo murió por los pecadores. Es difícil que alguien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6-8).
Ese pequeño Niño se ha convertido en nuestro redentor y salvador. Hoy es el tiempo preciso para confiar en él.
ORACIÓN: Señor Jesús, gracias por venir a este mundo a nacer, sufrir, morir y resucitar por nosotros en el tiempo preciso. Mantennos junto a ti hasta la eternidad. Amén.