1 Cor 3:2-3 os di a beber leche y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aun sois carnales
El espíritu de la persona carnal es idéntico al de la persona espiritual. La persona carnal es un cristiano, vivo espiritualmente en Cristo y declarado justo por Dios. Pero ahí termina la similitud. En lugar de ser guiado por el Espíritu, este creyente escoge seguir el impulso de su carne, como resultado, su mente está ocupada con pensamientos carnales y sus emociones están plagadas con sentimientos negativos. Y aunque es libre de escoger caminar en el Espíritu y producir el fruto del Espíritu, continúa involucrándose en actividades pecaminosas al caminar voluntariamente en la carne.
Su cuerpo físico es un templo de Dios, pero lo está utilizando como un instrumento de iniquidad. El tiene los mismos síntomas físicos problemáticos que experimenta la persona natural porque no está operando conforme al propósito de Dios. El no está presentando su cuerpo a Dios como un sacrificio vivo. Debido a que cede ante la carne en lugar de crucificarla, el hombre carnal también está sujeto a sentimientos de inferioridad, inseguridad, inadecuación, culpabilidad, preocupación y duda.
Hace varios años hice un estudio para descubrir cuántos cristianos todavía eran víctimas de su carne. Hice la misma pregunta a 50 cristianos que vinieron a mí para hablar de problemas en sus vidas: “¿Cuántas de las siguientes características describen tu vida? Inferioridad, inseguridad, inadecuación, culpa, preocupación y duda” Cada una de las 50 personas respondieron: “las seis” Aquí tenía a 50 nacidos de nuevo, hijos justos de Dios quienes estaban tan desgastados por la carne que luchaban con los mismos problemas de duda que inundan a los no creyentes que sólo viven en la carne.
Si te hubiera preguntado la misma pregunta, ¿cómo contestarías? Me imagino que muchos de los lectores admitirían que algunas o la seis problemáticas anteriores les describen. Es evidente para mí que un gran número de creyentes todavía están confundidos con su identidad espiritual en Cristo y sus implicaciones para sus vidas diarias. Estamos luchando con el aspecto del comportamiento en nuestro crecimiento porque todavía estamos luchando con el aspecto de creencia en nuestro crecimiento: quienes somos en Cristo.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Padre, ayúdame hoy a vivir más allá de mis deseos carnales al ejercitar mi herencia espiritual ante cada tentación, en el nombre de Jesús, amén.