Romanos 8:38-39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Marta espera a Jesús con un reproche: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto". Sin embargo, no puede resistirse a agregar un pedido sutil: "Pero también sé ahora que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo concederá” (Juan 11:21-22, énfasis agregado).
Jesús no es tonto. Sabe lo que le está preguntando y le responde: “Tu hermano resucitará". Marta no está segura de lo que está escuchando: "Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final" (Juan 11:23, 24 énfasis agregado). ¿A eso te refieres, Jesús, a la esperanza en un futuro muy lejano? ¿O me estás ofreciendo algo ahora mismo?
Marta tiene miedo de tener esperanza, pero la tiene. Tiene miedo de pedir lo que quiere, pero aunque de manera indirecta, lo pide. Nosotros somos iguales. Tenemos esperanzas y preocupaciones, miedos y dudas. Y nos acercamos a Dios esperando y orando, nerviosos porque pedimos.
No importa si la resurrección es hoy o en un futuro lejano. Jesús resuelve la preocupación de Marta, diciéndole: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11: 25-26).
Los que han muerto en el Señor ya están con Cristo (Filipenses 1:23). No están perdidos ni lejos. Nuestro pastor Jesús conoce el camino a través de la muerte. Ninguna de sus ovejas se quedará atrás. Él ha prometido compartir su victoria y su vida con todos nosotros.
ORACIÓN: Señor, ayúdanos a esperar en ti cuando enfrentemos la muerte. Amén.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN:
¿Qué cosas le estás pidiendo a Dios en estos momentos?
¿De qué manera te afecta saber que Jesús te guiará a través de la muerte hacia la vida eterna?