Rom 6:11 así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
A pesar de que estás muerto al pecado, lo atractivo del pecado puede todavía causarte una lucha con el sentimiento de que estás más vivo al pecado que para Cristo. Pero Romanos 6:1-11 nos enseña que lo que es verdadero para el Señor Jesucristo, es verdadero para nosotros en cuanto a nuestra relación al pecado y a la muerte. Dios el Padre permitió que Su hijo se convirtiera en pecado para que todos los pecados del mundo (presentes, pasados y futuros) cayeran sobre de Él (2 Cor 5:21) Cuando murió en la cruz, nuestros pecados estuvieron en Él, pero cuando resucitó de la tumba, ya no había ningún pecado en Él.
Cuando ascendió al Padre, ya no había pecado en Él. Y hoy en día, al estar sentado a la diestra del Padre, no hay pecado en Él. Como nosotros estamos sentados en los lugares celestiales en Cristo, también nosotros hemos muerto al pecado.
Cristo ya murió al pecado y debido a que tú estás en Él, tú has muerto al pecado también. El pecado sigue siendo fuerte y atractivo pero tu relación con el pecado ha terminado. He conocido a muchos cristianos que siguen tratando de morir al pecado, y sus vidas son miserables y sin fruto como resultado porque están luchando por hacer algo que ya ha sido hecho. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte (Rom 8:2)
Romanos 6:11 resume lo que debemos creer en cuanto a nuestra relación al pecado por nuestra posición en Cristo. No importa si te sientes muerto al pecado o no, debes considerarte así, porque así es. La gente erróneamente piensa, “¿qué experiencia debo tener para que esto sea verdad?” La única experiencia necesaria es la de Cristo en la cruz, la cual ya sucedió. Cuando elegimos creer lo verdadero con respecto a nosotros y al pecado, y caminamos sobre la base de lo que creemos, nuestra relación correcta hacia el pecado funcionará en nuestra experiencia. Pero mientras pongamos nuestra experiencia antes que nuestra creencia, nunca conoceremos completamente la libertad que Cristo compró para nosotros en la cruz.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, enséñame a no siempre creer lo que siento en cuanto a mi relación con el pecado, sino a creer la verdad de que estoy muerto a él, en el nombre de Jesús, amén.