Prov 23:7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Decirle a alguien que no debe sentirse de la forma que se siente es una forma sutil de rechazo. Se puede hacer muy poco en cuanto a la forma de sentir. El problema real, es que tienen una percepción errónea de su situación la cual les hace sentir de la forma en que se sienten. No puedes cambiar la forma en cómo te sientes, pero puedes cambiar lo que piensas.
Por ejemplo, supón que tu sueño de tener tu propia casa está en manos de una institución la cual está revisando tus datos para la aprobación del financiamiento. Todos tus amigos están orando para que seas aprobado. Pero llegas a casa una tarde y encuentras un mensaje en tu teléfono diciendo que no calificaste. ¿Dónde estarías emocionalmente en cuestión de segundos? ¡En el suelo!
Ahora supón que estás a punto de darle la noticia a tu cónyuge de que tu casa sigue siendo un sueño. Luego escuchas el siguiente mensaje en tu teléfono el cual te dice que el primer mensaje fue un error. ¡Sí calificaste! ¿Dónde te encuentras emocionalmente? ¡Hasta arriba! Lo que creíste en un principio no reflejó la realidad, así que lo que sentiste no reflejó la verdad.
Imagina al agente de bienes raíces que sabe que sí calificaste llegando a tu casa para felicitarte antes de que escucharas el segundo mensaje. Él espera verte gozoso pero te encuentra desconsolado “¿Por qué estás deprimido?” te preguntaría “deberías estar feliz” Pero su ánimo parece no tener significado hasta que te dice la verdad de tu préstamo. Si lo que crees no refleja la verdad, entonces lo que sientes no refleja la realidad.
El orden de la Escritura es conocer la verdad, creerla, caminar de acuerdo a ella y dejar que tus emociones sean un producto de tu obediencia. Si crees lo que sientes en lugar de la verdad, ¿cómo será tu caminar? Igual de inconsistente como tus sentimientos. Pero cuando crees y actúas en la verdad, tus sentimientos reflejarán la realidad. Jesús dijo: “¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” (Juan 13:17 NVI)
Por Neil Anderson