Filipenses 2:10 Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra.
El mundo en que vivimos cada día está más indiferente y hostil hacia la fe cristiana. Podríamos decir que las cosas no han cambiado mucho desde el nacimiento de Jesús. Cuando el Hijo de Dios nació, fueron pocas las personas que lo supieron y menos aún las rodillas que se doblaron ante él. Los líderes religiosos ni siquiera se molestaron en escuchar a los sabios que, siguiendo a una estrella, llegaron con sus regalos desde el Oriente a adorar al “nuevo Rey de los judíos”
¿Será que hoy es muy distinto? ¿Se doblan nuestras rodillas al escuchar el nombre de Jesús? ¿Lo honramos como merece? Cuando Jesús regrese en gloria, los cielos resplandecerán con su gloria y todo el mundo lo reconocerá: algunos con alegría, y otros con temor. Cuando Jesús regrese como Rey y Señor de todo, traerá el don de vida eterna para todos los que han creído en su muerte y resurrección para el perdón de sus pecados. Entonces sí, toda rodilla se doblará ante él… pero para muchos ya será muy tarde.
Nuestra misión, hasta su regreso, es compartir con quienes nos rodean las buenas noticias de la salvación que Cristo ha logrado para nosotros. Que nuestra pasión, entonces, sea proclamar el nombre de Jesús para que muchos más doblen hoy sus rodillas con gozo por la salvación que él nos da. “¡Jehová reina! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las muchas costas!” (Salmo 97:1)
ORACIÓN: Jesús, doblo mis rodillas ante ti. Tú eres mi Señor y mi Rey. Haz de mi un instrumento de tu paz en el mundo. Amén.