Efe 5:18…sed llenos del Espíritu
Dios quiere que todos los aspectos del creyente estén bajo el control completo del Espíritu Santo.
Plaroo, la palabra griega para “sed llenos” ofrece tres matices de significado que ilustran lo que el mandato de Pablo quiere decir al ser llenos del Espíritu. Primero, la palabra describe la presión del viento llenando las velas de un barco y moviendo el barco a través del agua. Esto es como el Espíritu Santo nos guía a través del camino de obediencia espiritual. No estamos siendo motivados por nuestros propios planes y deseos, sino que permitimos que la presión gentil del Espíritu nos mueva en la dirección correcta.
El conocido analgésico Alka-Seltzer ilustra muy bien el segundo significado, permeabilidad. Si deja caer dos Alka-Seltzers en un vaso de agua, inmediatamente comienzan a propagarse y pronto se transforman en burbujas claras por toda el agua y la permean con un sabor distinto.
Así es como Dios quiere que el Espíritu Santo llene nuestras vidas, para que no haya duda en otras mentes que poseemos el sabor distinto del Espíritu. El tercer significado de pleroo es el de dominio y total control. En Lucas 6:11 los escribas y fariseos “se llenaron de ira” cuando Jesús sanó a un hombre en el Shabbath. Jesús dijo: “la tristeza ha llenado vuestro corazón” (Jn 16:6) cuando describió la reacción de los discípulos ante la noticia de que pronto partiría. En esos dos ejemplos, pleroo denota una emoción que completamente había dominado los pensamientos de la gente y excluía todo lo demás.
Respecto a preocupaciones terrenales, tales sentimientos abrumadores, pueden ser una pérdida de tiempo, tontas e incluso perjudiciales. Pero es benéfico y completamente de acuerdo con la voluntad de Dios cuando rendimos cada pensamiento, sentimiento y acción al dominio absoluto del Espíritu Santo. Este rendimiento ocurrirá en nuestras vidas cristianas cuando obedezcamos otro mandato de Pablo “que la Palabra de Cristo more abundantemente en nosotros” (Col 3:16) En la práctica, el andar lleno del Espíritu es un asunto de conocer la Palabra de Dios y obedecerla.
Por John MacArthur