Proverbios 14:26 El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.
Nuestros hogares deberían ser un santuario – un lugar pacífico, alegre, acogedor, resguardado de las ansiedades y preocupaciones del mundo.
Sin embargo, y por más triste que sea decirlo, para la mayoría de nosotros no lo es.
En lugar de ello, muchos hogares que parecen ‘buenos’ por fuera, en realidad están llenos de hostilidad y amargura. Para quienes viven en tales circunstancias, el hogar es un polvorín de problemas sin resolver, de palabras hirientes, y de actitudes obstinadas, todo esperando a que, en cualquier momento, explote una batalla.
¿Qué hacer, entonces, cuando las cosas son así? Como dice el proverbio: ‘El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos’.
El temer a Dios y reconocerlo como el Señor y dador de la vida, nos pone una perspectiva divina en nuestros corazones y mentes. Cuando confiamos en que Dios sacia nuestras necesidades, podemos vivir con esperanza y seguridad.
A través de la vida, obra, muerte y resurrección su propio Hijo Jesucristo, Dios conquistó al diablo, nuestro más vil enemigo, dándonos la victoria de la vida eterna.
¿Busca un lugar seguro? ¿Quiere tener un refugio para su familia? ¿Quiere que su hogar sea un alberge donde reine la paz? Jesús comprende los deseos de su corazón. Él dijo: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí” (Juan 14:1).
El consuelo que él ofreció a sus discípulos, es el mismo consuelo que nos ofrece a nosotros hoy. Deje que él haga de su corazón –y de su hogar—un refugio seguro.
ORACIÓN: Padre celestial, recuérdanos que tú cuidas de nosotros siempre, y que, a través de tu Espíritu Santo, haces que nuestras vidas –y nuestros hogares—estén seguros en la fe. En el nombre de Jesús. Amén.